India Martínez: "Estoy cansada de tener que decir las cosas como deben ser"

  • Hablamos dCerca con India Martínez de la fama, de su familia, de su chico, del vértigo que da abrirse en canal y de cómo gestionó una etapa en la que perdió naturalidad

15 años han pasado desde que sacó su primer álbum. Y en este tiempo, con cuatro discos de platino de por medio, todo han sido picos de éxito para India. De ahí que ahora quiera parar, desaprender y reconectar "con esa niña que bajaba las escaleras de dos en dos de aquel bloque 11 de Las Palmeras". Un barrio que le enseñó a emocionarse con la música, a ilusionarse con los detalles, y al que ha querido hacer un homenaje con su último trabajo.

En esta charla, en la que hablamos con India Martínez muy dCerca, la cantante asume que le ha tocado "volver al punto de partida" para recordar quién es y de qué esta hecha. Sabe muy bien lo que implican la fama y sus traspiés. Y aunque siempre ha tomado los caminos que ha querido, siente que en ciertas etapas de su carrera le han hecho perder parte de su esencia. "Hay algunos momentos en los que te dicen que para sonar en una radio suavices el tono de voz", nos cuenta. Pero eso se acabó.

Mi familia se ha preocupado de que no se me vaya la cabeza por la fama

"Estoy un poco cansada de tener que decir las cosas como deben ser, de la forma más correcta, de aprender modales...", reivindica. Comunicarse con canciones es lo suyo. Pero a la hora de hablar, de enfrentarse a un problema, India decidió en un momento dado que se terminaron los rodeos. "Si tienes un día de mierda, no vale decir 'de pena', 'estoy triste' o 'estoy decaída". Eso sí, diciendo las cosas con "mucho cariño, mucho respeto y mucho arte".

En este camino, del que ahora está disfrutando con el lanzamiento de 'Palmeras', su octavo disco, India Martínez no ha estado sola. Su entorno ha conseguido que la artista tenga claro cuál es su ADN. "Tengo una familia muy humilde y muy sana que me cuida mucho de que las cosas no se me suban a la cabeza". En esto incluye a Ismael, su chico, su compañero de vida desde hace ya más de ocho años. "Son los que me dicen: 'Niña, pisa el suelo'. Gracias a ellos consigo saborear ciertos momentos que me es imposible disfrutar por mi ritmo de vida".