Rosa López: "Mi problema es no ser ambiciosa económicamente, no he tenido vida de ganadora"

Desde hace exactamente dos décadas no existe individuo en nuestro país que no sepa quién es Rosa López. Su exitoso paso por Operación Triunfo y su posterior participación en Eurovisión situaron su nombre en la lista de personas más famosas de nuestro país. Su futuro en el mundo de la música pintaba ser cuanto menos prometedor, pero las cosas finalmente no evolucionaron con el éxito que se esperaba. “Yo me he sentido valorada como celebrity, no como artista”, señala ahora la de Peñuelas, que pelea por hacerse un hueco en el mercado dirigiendo en solitario su propia carrera.

“A mí me gustaría sonar más en nuestras radios españolas”, expresaba su deseo en una entrevista para la revista Semana. Tanto ha cambiado su situación desde 2001 que, tras la apabullante popularidad de los primeros tiempos, la artista tuvo que tomar una serie de medidas para evitar su ruina: "Yo tuve una casa, un BMW X5, un chale en Granada... Todo eso lo tuve que vender en una época de mi vida", confesaba la intérprete del inolvidable ‘Europe’s living a celebration’.

López sabe lo que es vivir cuando no tienes nada, cuando lo tienes todo y cuando lo pierdes. “Yo siempre digo que, si me quedo aquí en pelotas, no me importaría porque sé que lo voy a solucionar”, afirma estar tranquila en ese aspecto. Un discurso que ha mantenido en una reciente entrevista con el diario ‘El País’, donde aclaraba que “no ha tenido vida de ganadora” aunque se proclamó vencedora del talent show musical más famoso de la televisión: “He estado en palacios y en cabañas. Y sí que he notado el clasismo, hasta que dejé de verlo y empecé a sentirme cómoda y a hacer sentir cómodo al de enfrente”.

Rosa López no se considera ambiciosa en lo económico

Rosa, que atraviesa “el mejor momento de mi vida” en la actualidad, tiene claro que “uno de los problemas más gordos que ha tenido es no ser ambiciosa económicamente”. Una postura altruista que ha heredado de sus padres, de quienes no puede hablar sin emocionarse. “Vivo en pelotas, pero ya no le tengo miedo a nada. Mi madre dice que yo, por dar, doy hasta el chocho”, comentaba entre risas en este periódico donde, mientras miraba a su chico, aseguraba que en estos años ha aprendido “que el triunfo más bonito no está en el escenario”.