Pese a los esfuerzos de Sanem por reavivar los recuerdos de Can, no lo consigue. El fotógrafo sigue sin saber quién es y qué ha pasado en los os últimos años de su vida. Y es más, el comportamiento extraño de Sanem le molesta, llegando incluso a pensar mal. "Debiste impresionarme paseándote por aquí. Ahora me estás impresionando por tu descaro. Estoy intentando defenderme educadamente porque en cuando has podido has venido a insinuarte a la mesa de tu jefe", dice Can muy confuso y frustrado con la situación que está viviendo.
Muy dolida con las palabras de Can, Sanem se enfrenta a él. "Antes no eras así. No eras un jefe soberbio. No merezco que me trate así, no soy una oportunista. Entre usted y yo había energía, algo muy especial". Lo que no imagina Sanem es que esos enfados y actuar de una forma natural será la mejor forma de impresionar a su jefe. Solo así, Can quizás recuerde.
Desesperada por recuperar su historia de amor y su felicidad, Sanem cree que el libro puede ayudarle. Por primera vez desde el accidente, Sanem sabe cómo dirigirse a Can y le habla desde el corazón. "Fuimos muy felices y este libro va de mi primer amor, habla sobre ti. Es mi único libro y tú mi único amor".