Teresa Castro, demógrafa: "Ser madre con más de 40 años es una tendencia común por muchos factores"
La actriz Cristina Castaño va a ser madre a los 46 años. Más que una rareza es un ejemplo de una realidad cada vez más habitual, la de la maternidad tardía
Marta López planea ser madre a los 51 años con su futuro marido: "Él quiere y lo haremos"
Hace unos meses, la actriz Cristina Castaño anunciaba su embarazo. No ha querido saber si será un niño o una niña, pero espera a su criatura en agosto. "Es muy bonito cuando lo llevas tiempo buscando", contaba en televisión. Los titulares destacaban que esta, su primera maternidad, llegará a sus 46 años.
Poco después, la televisiva Marta López hablaba de sus planes de boda (se acaba de casar con Alejandro Huerta) y desvelaba que le gustaría volver a ser madre. "Él quiere y lo haremos", decía entonces. Tiene 51 años. ¿Son edades tardías para la maternidad o están en sintonía con un cambio social?
La maternidad tardía es cada vez más común en España
Las estadísticas demuestran que no están solas. Sus historias no resultan sorprendentes para las sociólogas con las que hemos hablado. “Es una tendencia común, no cosa de dos actrices”, concede la demógrafa Teresa Castro, profesora del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). España ha ido retrasando la maternidad a lo largo de las últimas décadas y, ahora, se ha ido retrasando también la edad a la que se tiene al primer hijo.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) apuntan que la edad media de la maternidad estuvo en 2023 en los 32,6 años. En 1996 se tenía al primer bebé a los 28,47 años y en 1978 a los 24,8.
En la nota de prensa en la que presentaba los últimos ‘Indicadores Demográficos Básicos’, el propio INE destacaba el crecimiento de los nacimientos de madres de 40 o más años: habían subido en un 19,1% en 10 años. El 10,8% de todos los nacimientos de 2023 ya eran de madres de esta franja. En 2013, era el 6,8%. “El porcentaje de mujeres que tienen hijos después de los 40 es de los más altos de Europa”, señala Castro.
Aunque, eso sí, no solo se retrasa la maternidad, sino también la paternidad. Uno de cinco niños ya tiene al nacer un padre de más de 40 años. Como apunta Castro, hablamos menos de esto porque se cree que un hombre puede ser padre casi eternamente cuando, en realidad, eso no es así.
Por qué se retrasa la edad de maternidad en España
El doctor José María Rubio es ginecólogo y director de Calidad Clínica de Next Fertility. Está, por tanto, muy en contacto con estas cuestiones. Le pregunto por qué cree que la maternidad se está retrasando tanto. “Nuestra sociedad tiene deficiencias o, mejor dicho, ‘oportunidades de mejora’”, me responde. Apunta que, por un lado, no hay “un espacio que concilie la familia, el ocio y la actividad profesional” y que, por otro, “no existen políticas que promuevan el acceso a una vivienda asequible y de calidad”, lo que retrasa la emancipación, o de apoyo a las empresas para conciliar mejor.
Al final, para hablar de maternidad y edades tardías, vamos a acabar hablando, una vez más, de precariedad, aunque entendida de una forma amplia y transversal. Es vivienda, es empleo y son muchas otras cosas. “No es un solo factor, son muchos”, explica Castro.
“El primer motivo es la precariedad asociada a lo laboral”, indica Gemma Lorente, profesora del Grado en Ciencias Políticas y Gestión Pública de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Aquí entra tanto el tiempo que se necesita para hacer carrera, como los contratos precarios, la inestabilidad o las retribuciones bajas.
Luego, las expertas hablan de la búsqueda de una pareja estable, lo que no siempre sucede o a la velocidad deseada. De hecho, se está empezando a ver ya un porcentaje interesante de mujeres que deciden ser madres solas, un “fenómeno emergente”, como apunta Castro, que posiblemente será más importante en el futuro. Aun así, para afrontar una maternidad en solitario se necesita una red de apoyo y una estabilidad que no todas tienen.
Después, están los estilos de vida, suma Lorente. El retraso de la maternidad se integra en un contexto más amplio. “Las transiciones a la vida adulta son ahora más tarde que 20 años atrás”, señala Castro. Esto también ha empujado a una edad más tardía esa ventana de tiempo en la que parece que se tiene la vida un poco más organizada, que suele arrancar hacia los 35 a 40 años. Es ahí donde metes la maternidad, pero lo haces ya más justa. “Lo que antes era en una década o 15 años, ahora lo hacemos en unos pocos años”, explica Castro.
A todo esto hay que sumar más elementos, como el constructo social de los cuidados, que, como recuerda Lorente, siguen cayendo más en las mujeres. Los padres millennials de hoy están cambiando la idea de la paternidad, pero es un proceso lento y para el que no cuentan realmente con referentes, señala la experta. “La igualdad se conseguirá cuando seamos iguales en lo público y en lo privado”, indica. Hasta estamos replanteándonos la propia idea de la maternidad. “¿Es algo que tienes que hacer o que debes hacer?”, lanza Lorente. Y ¿cómo quieres que sea?
Las consecuencias en la maternidad tardía
A los 40 años se está más cerca de la menopausia o de la perimenopausia que del momento de mayor fertilidad. Y esto tiene consecuencias, ya que hace que quedarse embarazada pueda resultar más complicado o necesite el apoyo médico.
Las sociólogas apuntan dos cuestiones importantes vinculadas a este último punto. Una es el coste de la reproducción asistida, que se suele acabar haciendo en la sanidad privada. Otra es la tasa de éxito. Castro explica que no hay estadísticas públicas claras sobre cuántos intentos son necesarios para que se produzca el embarazo. Para quienes están en medio de uno de estos procesos, esto puede ser muy caro, tanto para el bolsillo como para la salud mental y física.
Solemos conocer las historias de las famosas solo cuando llegan a su fase final de éxito y pocas han hablado de sus intentos frustrados y el peaje que supuso. Desde fuera, parece que todo ha sido muy fácil. Pero ¿lo es realmente?
“Hay 2 aspectos a valorar en cada paciente que desea gestar que son la cantidad de folículos y ovocitos en el ovario”, responde Rubio. “Es necesario dar a conocer que las mujeres menores de 30 años tienen un 20% de posibilidades de quedarse embarazadas espontáneamente cada mes, pero este porcentaje cae hasta un 5% a los 40 años”, explica. Se necesita tener todos los datos en la mano de cada caso para analizar qué puede pasar. “En términos generales, la fecundación in vitro no es infalible”, recuerda. Si con sus propios ovocitos una mujer menor de 35 años tiene una probabilidad de embarazo tras un ciclo del 30 al 35%, para una de entre 10 y 44 es del 10% y de “prácticamente 0%” por encima de los 45.
Rubio apunta la importancia de fomentar el conocimiento. “Es conveniente hablar claramente con las pacientes sobre sus posibilidades de gestación, individualizando cada caso para atender las necesidades y la realidad de cada una”, señala. Ante un proceso así, necesitas saber cuáles son tus posibilidades y de dónde partes. Si tienes claro que vas a retrasar la maternidad, el doctor recomienda ya desde antes un contacto periódico con la consulta ginecológica, hacer detección precoz de posibles problemas de esterilidad (especialmente importante si se va a recibir tratamientos médicos que puedan impactar) o la “preservación de fertilidad”, congelando ovocitos o espermatozoides (pero siempre, insiste, con evaluación médica).
Pero más allá del éxito o el fracaso del proceso, también hay que tener en cuenta otras cuestiones. Por ejemplo, cómo impactará en la salud de la gestante. “La gestación supone un cambio metabólico que afecta a múltiples funciones de nuestros órganos”, responde el doctor. A mayor edad, más complicaciones posibles. “De ahí que, antes de la gestación se debería realizar una evaluación médica básica para prevenir los problemas médicos más frecuentes para cada edad”, apunta.
Posibles soluciones
Dar soluciones para que quienes quieran tener descendencia sí puedan hacerlo es la clave. Políticas como los cheques bebé no funcionan, advierte Castro. Lo ha demostrado la práctica. Potenciar servicios públicos y buenas políticas de conciliación sí. La experta lo ejemplifica con Alemania, que lo ha conseguido con con un sistema de educación infantil pública (y que parte del principio de que son un derecho del niño y de la niña, no de sus padres y madres).
Trabajar para que la conciliación sea real y no promesas es fundamental. Lorente apunta una paradoja sorprendente, la de cómo algunas empresas incluyen ya en sus paquetes de beneficios para la plantilla la congelación de óvulos, e invita preguntarse si esto es un beneficio real para su plantilla o para la compañía (que no pierde horas de trabajo de sus trabajadores más jóvenes).
Hacer las cosas mal en conciliación no solo está frustrando la maternidad de personas que sí querrían ser madres, sino también tiene un coste directo para la economía española. El último informe ‘Coste de oportunidad de la brecha de género en conciliación’, de ClossingGap, cifra las pérdidas anuales que causa la desigualdad en 95.000 millones de euros.