Tamara Gorro no solo ha iniciado una nueva etapa en su vida como escritora con la publicación de su último libro bajo el título de 'Ahora que vuelvo a vivir', sino que también ha empezado un nuevo capítulo a nivel personal tras hablar como nunca de su depresión, el trastorno alimenticio que padece y lo duro que fue firmar el divorcio con su exmarido, Ezequiel Garay.
En su sexto libro, Tamara Gorro hace un recorrido por el momento más oscuro de su vida, ese en el que atravesó una profunda depresión que, como ella misma ha confesado, se “llevó a muchísimas personas por delante” porque su mente se apoderó de ella y “la manejaba”, algo que ha logrado cambiar y asegura que ahora es ella la que lo hace.
Durante este proceso, Tamara Gorro se ha dado cuenta de que una de las cosas que no le gustaban de ella era que intentaba “estar agradando a todo el mundo” y no solo en las redes sociales, sino también a las personas de su entorno. “Es agotador porque cada uno tiene un gusto y tienes que agradar a todo el mundo. Lo que no cambiaría por nada en este mundo, en mí misma, sería que yo ya no vivo para agradar a los demás. Vivo para agradarme a mí”, confesó la que era tronista de ‘Mujeres y Hombres y Viceversa’ en una entrevista para la revista ‘¡Hola!’.
Tamara Gorro no solo se ha abierto en canal en este libro, sino que con su ‘familia virtual’ – así es como llama cariñosamente a sus dos millones de seguidores – también lo ha hecho. La influencer, que es muy dada a reflexionar sobre diferentes temas que preocupan a sus seguidores, ha querido compartir un razonamiento que ha hecho sobre el paso del tiempo y las redes sociales.
“Antes subíamos una foto sin pensar. Sin filtros, sin ángulos estudiados, sin miedo al qué dirán…Y hoy, revisamos cada detalle: la luz, la pose, el fondo, el encuadre, ¿me favorece?, ¿gustará?”, empezaba escribiendo Tamara en el último post de su muro de Instagram. Junto a este texto, la influencer ha subido dos fotografías con varios años de diferencia. En la primera, una Tamara adolescente aparece con un mono vaquero de tirantes, una camiseta blanca con rayas rojas y varios complementos en dorado, como una medalla y unos aros. Tamara, que lleva el pelo recogido, sale posando con una mano apoyada en el cinturón vaquero del mono y con la otra sujeta un bolso de mano granate.
“Subo esta foto de cuando no me importaba nada de eso. Y la de ahora, que me la pensé 20 veces. Más que una crítica (sería ilógico porque soy la primera que lo hace), es una reflexión… ¿Qué opináis?” Finalizaba el texto la influencer incitando a la reflexión de sus seguidores. Una familia virtual que respondía con comentarios como: “Totalmente! Y fotos en las que hoy me veo mal y dentro de dos meses pienso ‘pero si es muy bonita’” o “no hay que pensar tanto. Siempre estamos estupendas”.
En este último libro, la influencer también abarca la etapa en la que Ezequiel y ella decidieron separarse para siempre firmando su divorcio. “No he tenido otra relación que fuera importante y tampoco tengo más hijos ni nada que me vincule de por vida con nadie”, explica Tamara haciendo referencia a las dificultades que vivió en el proceso de separación. La valenciana también aclara que no “hubo un motivo grave” que desencadenase la ruptura, pero el hecho de tener dos hijos pequeños en común sí que habría hecho todo “un poco más complicado”.
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