Lo ancestral y lo rupestre
¿La tierra sin seres humanos? En Pangea, Colmillo de morsa se imagina un mundo dominado por animales (con todo su eclecticismo), como los pájaros, los elefantes o las jirafas. El mundo sin gente no es tan gris, sino colorido, y vaporoso como las camisas y vestidos que proponen. Hay espacio para vestigios ancestrales en forma de estampados geométricos, pinturas rupestres y cortes rectos. El mar es una falda larga que se mueve como las olas, en crepe de seda. También hay hueco para napas, antes, algodones y linos. Siempre cosidas de forma artesanal. Una colección ecléctica y ponible. Algo que, por lo visto, cuesta encontrar en Cibeles.Lo ancestral y lo rupestre
¿La tierra sin seres humanos? En Pangea, Colmillo de morsa se imagina un mundo dominado por animales (con todo su eclecticismo), como los pájaros, los elefantes o las jirafas. El mundo sin gente no es tan gris, sino colorido, y vaporoso como las camisas y vestidos que proponen. Hay espacio para vestigios ancestrales en forma de estampados geométricos, pinturas rupestres y cortes rectos. El mar es una falda larga que se mueve como las olas, en crepe de seda. También hay hueco para napas, antes, algodones y linos. Siempre cosidas de forma artesanal. Una colección ecléctica y ponible. Algo que, por lo visto, cuesta encontrar en Cibeles.Lo ancestral y lo rupestre
¿La tierra sin seres humanos? En Pangea, Colmillo de morsa se imagina un mundo dominado por animales (con todo su eclecticismo), como los pájaros, los elefantes o las jirafas. El mundo sin gente no es tan gris, sino colorido, y vaporoso como las camisas y vestidos que proponen. Hay espacio para vestigios ancestrales en forma de estampados geométricos, pinturas rupestres y cortes rectos. El mar es una falda larga que se mueve como las olas, en crepe de seda. También hay hueco para napas, antes, algodones y linos. Siempre cosidas de forma artesanal. Una colección ecléctica y ponible. Algo que, por lo visto, cuesta encontrar en Cibeles.Lo ancestral y lo rupestre
¿La tierra sin seres humanos? En Pangea, Colmillo de morsa se imagina un mundo dominado por animales (con todo su eclecticismo), como los pájaros, los elefantes o las jirafas. El mundo sin gente no es tan gris, sino colorido, y vaporoso como las camisas y vestidos que proponen. Hay espacio para vestigios ancestrales en forma de estampados geométricos, pinturas rupestres y cortes rectos. El mar es una falda larga que se mueve como las olas, en crepe de seda. También hay hueco para napas, antes, algodones y linos. Siempre cosidas de forma artesanal. Una colección ecléctica y ponible. Algo que, por lo visto, cuesta encontrar en Cibeles.Lo ancestral y lo rupestre
¿La tierra sin seres humanos? En Pangea, Colmillo de morsa se imagina un mundo dominado por animales (con todo su eclecticismo), como los pájaros, los elefantes o las jirafas. El mundo sin gente no es tan gris, sino colorido, y vaporoso como las camisas y vestidos que proponen. Hay espacio para vestigios ancestrales en forma de estampados geométricos, pinturas rupestres y cortes rectos. El mar es una falda larga que se mueve como las olas, en crepe de seda. También hay hueco para napas, antes, algodones y linos. Siempre cosidas de forma artesanal. Una colección ecléctica y ponible. Algo que, por lo visto, cuesta encontrar en Cibeles.Lo ancestral y lo rupestre
¿La tierra sin seres humanos? En Pangea, Colmillo de morsa se imagina un mundo dominado por animales (con todo su eclecticismo), como los pájaros, los elefantes o las jirafas. El mundo sin gente no es tan gris, sino colorido, y vaporoso como las camisas y vestidos que proponen. Hay espacio para vestigios ancestrales en forma de estampados geométricos, pinturas rupestres y cortes rectos. El mar es una falda larga que se mueve como las olas, en crepe de seda. También hay hueco para napas, antes, algodones y linos. Siempre cosidas de forma artesanal. Una colección ecléctica y ponible. Algo que, por lo visto, cuesta encontrar en Cibeles.Entre lo rupestre y lo ancestral
¿La tierra sin seres humanos? En Pangea, Colmillo de morsa se imagina un mundo dominado por animales (con todo su eclecticismo), como los pájaros, los elefantes o las jirafas. El mundo sin gente no es tan gris, sino colorido, y vaporoso como las camisas y vestidos que proponen. Hay espacio para vestigios ancestrales en forma de estampados geométricos, pinturas rupestres y cortes rectos. El mar es una falda larga que se mueve como las olas, en crepe de seda. También hay hueco para napas, antes, algodones y linos. Siempre cosidas de forma artesanal. Una colección ecléctica y ponible. Algo que, por lo visto, cuesta encontrar en Cibeles.