Galip, detenido tras estar a punto de morir a manos de Ayhan

  • Con Leyla entre la vida y la muerte, Ayhan está ansioso de venganza

  • El lema de Emir de que ningún Kozcuoglu pisaría nunca la cárcel parece hacerse trizas

Galip está a punto de escapar con la ayuda de Asu y Kemal tiene claro que hay que atraparle. Para que no se hundiese su empresa, el padre de Emir introdujo residuos radiactivos y los enterró. Cuando Leyla estuvo a punto de descubrirlo, Galip trató de callarla con la muerte. Pero por suerte la cosa no terminó en tragedia y Leyla sigue luchando por mantenerse con vida en el hospital. Sin embargo, todo acto tiene consecuencias, y Ayhan, el marido de Leyla, está dispuesto a hacerlo todo por su Cleopatra.

Mientras Galip intenta coger un vuelo y poner tierra de por medio, Ayhan le sorprende en su huida. “El final del trayecto ha llegado”, le advierte fuera de sí. Ha intentado hacerle daño a su mujer. Y ahora le toca pagar por ello. Ambos van a un vertedero para hacer de la muerte de Galip una auténtica tortura. A pesar de las muchas súplicas de que le soltase, la rabia de Ayhan aumenta por momentos. Tiene claro que lo que quiere es destruir a Galip poco a poco.

De ahí que le haya atado en una prensa de residuos con la intención de aplastarle. “Voy a empezar por los pies. Quiero que su mente sea consciente hasta el final. No le dejaré dormir como está haciendo mi Cleopatra. Va a morir gritando. Le provocaré tales pesadillas que incluso le acompañarán en su otra vida. Pagará por el daño que le ha hecho a tanta gente”, le amenaza lleno de rabia. Mientras tanto, la policía cree que el patriarca de los Kozcuoglu está cogiendo un vuelo para huir. Emir, desconcertado por el hecho de que sus planes no hayan salido como pensaban, sospecha que alguien está tomándose la justicia por su mano.

Kemal lo tiene claro: ahora irá a por Emir

En el último momento, Kemal impide que Ayhan cometa un terrible error. Tiene claro que hay que acabar con los Kozcuoglu. Pero también sabe que no hay que entrar en su juego. Es entonces cuando la policía entra en escena y detiene a Galip. ¿Los motivos? Intento de asesinato y vertido ilegal de residuos radiactivos. Y eso significa cárcel. El lema de Emir de que ningún Kozcuoglu pisaría prisión parece hacerse trizas. "Hemos roto sus cimientos. Pero no me quedaré tranquilo hasta acabar con esta compañía. Pronto se sabrá la verdad", pronuncia Kemal, consciente de que el siguiente será Emir.