De los mantras al cuenco tibetano: todas las formas que debes conocer de hacer meditación

Habrás leído en diferentes sitios todas los beneficios que tiene la meditación, y es muy posible que en más de una ocasión hayas pensado en practicarla. Ahora bien, no existe un solo tipo de meditación, y es esencial que encuentres la que más va contigo. De hecho, puede que la que te sirva hoy no lo haga mañana, y al final aprendas a combinar las diferentes formas de hacer meditación según las circunstancias que tengas y lo que más te apetezca. Descubre cuáles son y prueba las que más te gusten, para empezar a ver la vida de una forma más positiva.

Mindfulness

Esta técnica es posiblemente la más famosa a día de hoy. El objetivo es conseguir la atención plena, y para ello es necesario que te centres en el aquí y ahora, observando cuáles son tus pensamientos y aceptándolos sin entrar a juzgarlos. Esto último es lo más complicado, porque los pensamientos que tenemos pueden ser tanto positivos como negativos. Pero debes pensar que no importa que fracases en el intento, y que puedes volver a intentarlo siempre que quieras. 

Meditación con mantras

Posiblemente es una de las meditaciones más clásicas. Seguro que ya estás pensado en alguien en sentado con las piernas cruzadas diciendo “OM”, y lo cierto es que podría resumirse en algo así: repetir una palabra o sonido que te haga apartarte de los pensamientos que no te permiten despejar la mente. “Om” es la palabra más conocida, y dentro de este tipo de meditación se considera sagrada, ya que representa la energía divina y significa creación, preservación y destrucción. 

Meditación con cuenco tibetano

Los cuencos producen un sonido vibrante que ayuda a realizar una meditación. La idea es ponerlo sobre la mano o un cojín y hacerlo sonar deslizando el mazo con suavidad por el borde del cuenco. Los movimientos circulares, unidos al sonido, te harán que apartes de tu mente todos los pensamientos negativos. 

Meditación de los sentidos

Cuando necesitas desconectar del ajetreo, del ruido y de la sobrecarga de información a tu alrededor, esta meditación es rápida y eficaz. Consiste en concentrarte en uno de los cinco sentidos. Lo más habitual es centrarse en la respiración, en cómo inspiras por la nariz y expiras por la boca. Cuando solo pienses en eso, puedes fijarte en cómo el aire entra más frío y sale más caliente. Es una meditación que puedes practicar en cualquier sitio y que solo te llevará unos minutos. 

Meditación activa

Estar quieto y conseguir concentrarse no es para todo el mundo. Y si eres de esas personas tan activas que no pueden parar ni un segundo, no tienes que renunciar a la meditación. Solo tienes que poner tu concentración en tu cuerpo mientras te mueves, caminas, limpias la casa, te duchas… Hasta el movimiento más leve de tu cuerpo es perceptible, y cuanto mayor sea tu concentración, más movimientos podrás reconocer. 

Meditación empática

También conocida como meditación compasiva, es muy útil para reconectar contigo misma. Consiste en dedicar unos minutos a pensar en ti de manera conciliadora, aceptándote y queriéndote tal y como eres. Puede que al principio te cueste porque es posible que la mente viaje hacia pensamientos sobre ti que no te gustan, pero con un poco de práctica conseguirás transformarlo en positivos.