Los consejos más útiles para acabar con tus pensamientos obsesivos: de la distracción activa a la meditación

  • Es imposible no tener algún tipo de preocupación, y no pasa nada por ello, siempre que no se convierta en un pensamiento obsesivo

  • Este tipo de pensamientos nos generan un malestar que, añadido a nuestra preocupación, nos ponen en situaciones de las que querríamos escapar

  • Toma nota de estos consejos que te ayudarán a olvidarte de esos pensamientos obsesivos y te permitirán sentir la mente libre

Las preocupaciones forman parte de nuestra vida pero, en determinados momentos, pueden llegar a superarnos y transformarse en pensamientos obsesivos. Si te pasa a menudo, has de saber que esto es algo que le ocurre a un número elevado de personas.

Cuando tenemos pensamientos obsesivos, nos invade un malestar que se suma a la preocupación que ya tenemos. Para colmo, cuanto más queremos apartar esas ideas de nuestra mente, parece que se instalan en ella con más fuerza. Superar este bache es posible, y seguir con nuestra vida sin darle a los problemas más importancia de la que tienen. Estos consejos te ayudarán a desterrar esos pensamientos obsesivos que te atormentan desde hoy mismo.

Encuentra una distracción activa

Ya hemos dicho que no suele bastar con querer pensar en otra cosa para dejar un pensamiento negativo atrás. Es decir, si buscas una escapatoria que solo sea mental, lo más probable es que no lo consigas. En cambio, si te activas de alguna manera, tu cerebro será capaz de distraerse y enfocarse en una nueva ocupación. Cualquier tarea que puedas realizar en casa, hacer la compra, ver algo entretenido en la tele o escuchar tu música favorita pueden servir.

Piensa en lo que te preocupa por un tiempo determinado

Si tenemos una preocupación real, afrontarla es siempre una buena solución, pero eso no significa que deba invadir tus pensamientos 24/7. Solo sufres más y no eres eficaz para intentar resolverla. Designa un espacio de tiempo al día, que no supere la media hora, para pensar en lo que te obsesiona. Sé firme y no le dediques más tiempo, y el resto del día deja que tu mente se sienta más aliviada.

Gestiona el estrés diario

Los pensamientos obsesivos causan estrés, y viceversa. Es decir, nuestra mente está tan agotada y saturada que no tiene recursos para evitar que los malos pensamientos campen por ella a sus anchas. Rebajar tus niveles de estrés es un gran paso, así que piensa en qué te lo produce y pon solución: organiza mejor tu tiempo de trabajo, haz deporte, date un baño relajante, aléjate de las personas tóxicas… Cuídate, en definitiva.

Deja salir los malos pensamientos

La mente es infinita y poderosa, y en ocasiones hay que acotarla. Para no sobredimensionar lo que te ocurre y tratarlo de manera realista y concreta, dale forma. Lo más eficaz es escribirlo. Puede hacerlo de manera neutra, como si te lo contaras a ti misma o a otra persona… lo que necesites. Y no importa si es en un cuaderno, tu ordenador o una nota en el móvil. Lo importante es que dejes que los pensamientos obsesivos salgan de tu cabeza, para que puedas afrontarlos tal y como son.

Practica la meditación

La meditación es una herramienta eficaz como pocas para llegar a controlar nuestros pensamientos y reconciliarnos con ellos. En la meditación no hay conflicto con lo que piensas, y la mente se ocupa de darle a cada cosa el lugar y el tiempo que necesita. Puedes aprender a realizar diferentes ejercicios de meditación en algún centro especializado, y continuar tú misma con la práctica en casa. Todos son pequeños pasos con los que puedes obtener grandes resultados que dejaran libre tu cabeza.