Cómo hacer tu propio kéfir casero: la receta más fácil
El kéfir es un alimento delicioso y muy saludable, puedes prepararlo en casa con esta sencilla receta
Kéfir: qué es, para qué sirve y qué beneficios tiene si lo tomamos todos los días
Hacer tu propio kéfir casero es muy fácil y una excelente manera de tener siempre a mano esta bebida tan saludable. El kéfir se obtiene fermentando en leche unos gránulos con forma de coliflor en tamaño mini que se llaman búlgaros. Es fácil conseguirlos y, una vez que los tengas, podrás hacer kéfir siempre que quieras. Es muy probable que ya hayas probado esta bebida cremosa y ácida, de aspecto muy similar al yogur o al queso batido, pero no hay nada como hacerla en casa para disfrutarla al máximo y sabiendo que lo que tomas es 100% kéfir. ¡No te pierdas esta receta fácil!
¿Por qué nos gusta tanto el kéfir?
Ha tardado en popularizarse más de lo que nos gustaría, pero ha llegado ese momento en que el kéfir se ha introducido en aquellos hogares en los que se sigue una alimentación variada y saludable. Su origen es muy antiguo y, al parecer, se encuentra en las montañas del Cáucaso, donde se creía que potenciaba la longevidad. Hoy entendemos esa creencia una vez que se han demostrado muchos de sus beneficios. Y es que el kéfir nos gusta porque está rico, se puede consumir de diferentes maneras y, sobre todo, es un gran probiótico y antiinflamatorio.
A saber, el kéfir mejora la salud digestiva, fortalece el sistema inmunológico, es fuente de proteínas, vitaminas y minerales como el calcio, ayuda a controlar el colesterol y el azúcar en sangre, y puede ayudar a reducir la inflamación del organismo. Así que sí, nos gusta el kéfir y con esta receta no va a faltar en nuestra nevera.
Qué necesitas para hacer kéfir casero
Antes de pasar a los pocos ingredientes que necesitas para elaborar tu propio kéfir en casa, hay que prestarle un poco de atención a los materiales que vas a necesitar. La precaución principal que hay que tener es no utilizar ningún elemento metálico, ya que el fermento del kéfir, los búlgaros, contienen un ácido que reacciona al entrar en contacto con el metal modificando el pH, y eso puede afectar al proceso de fermentación. Así que para hacer un kéfir de calidad, utiliza elementos de madera y cristal, preferentemente.
Esto es lo que necesitas:
- 1 tarro de vidrio de 1 litro de capacidad
- 1 trozo de tela transpirable
- 1 una goma para sostener la tela en la boca del tarro
- 1 colador de plástico
- 1 cuchara de malla fina
Ingredientes para hacer kéfir
Te contamos qué ingredientes necesitas para activar los búlgaros y para elaborar el kéfir:
- 1 gramo de gránulos de kéfir de leche deshidratados
- 200 ml de leche
- Gránulos de kéfir de leche activados
- 1 litro de leche (puede ser de vaca o de cabra)
Cómo activar los gránulos de kéfir
Este es el proceso más largo, pero a ti no te llevará mucho tiempo:
- Pon los gránulos de kéfir de leche en 100 ml de leche.
- Deja que fermenten a temperatura ambiente (20-24°C) durante 24 horas.
- Cuando pasen 12 horas, remueve con suavidad.
- Al pasar las 24 horas, cuela el contenido con el colador de malla y lava los gránulos con agua tibia.
- Repite estos pasos unas 7-10 veces, cambiando la leche cada vez (sí, te llevará varios días).
- Puedes aumentar la cantidad de leche a medida que el líquido se haga espeso, hasta llegar a los 200 ml.
- Cuando haya terminado el proceso de fermentación, los gránulos de kéfir estarán listos para su uso.
Cómo hacer kéfir
Ahora llega la parte más sencilla. Introduce en el recipiente de cristal los gránulos de kéfir y 1 litro de leche. Cubre con la tela el recipiente y deja que fermente a temperatura ambiente durante 24 horas. Cuela el kéfir y conserva los gránulos para la siguiente vez. El kéfir de leche que acabas de colar ya está listo para ser consumido o para que lo conserves en la nevera (no más de 4 o 5 días).
Cómo conservar los gránulos de kéfir
Una vez que has activado los gránulos de kéfir, repetir la receta es más sencillo y rápido. Guárdalos en la nevera, en un recipiente con leche. Debes cambiar la leche una vez por semana y así podrás conservarlos hasta un mes. Durante ese tiempo podrás utilizarlos para hacer tanto kéfir como quieras.