Nutrición

Inflamación, todo lo que debes saber para hacerle frente y evitarla, según un nutricionista

Uno de los problemas que más afecta hoy en día
Uno de los problemas que más afecta hoy en díaPexels
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Estamos en un momento en el que, hables con quien hables, parece que tiene problemas de inflamación. Y si a esto le sumas toda la publicidad que hay en redes y televisión sobre ello, la cuestión parece aún más preocupante. Si te sientes hinchado tras las comidas, con gases continuos y sensación de tener una pelota dentro de la tripa, además de acudir a tu médico a realizarte pruebas para saber si padeces alguna intolerancia, deberías preguntarte, ¿cómo está mi microbiota? ¿realmente estoy llevando un estilo de vida todo lo saludable que podría?

Para salir de dudas y profundizar un poco más en el tema, hemos hablado con Noelia Matés, nutricionista del equipo de la Consulta de Nutrición Virginia Aguado. “Lo primero que habría que entender es que la inflamación es una respuesta del sistema inmune que ocurre de manera puntual. El problema surge cuando esta respuesta del sistema inmune deja de ser algo ‘eventual’ y pasa a ser una inflamación crónica. En los últimos tiempos se ha vuelto más común de lo normal, afectando a un alto porcentaje de la población”, comienza explicando la nutricionista, antes de abordar la causa principal que explique este aumento. “Se debe a un cambio en el estilo de vida: más sedentarismo, estrés, falta de sueño, mala alimentación… El resultado de eso es una microbiota mal cuidada”.

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La importancia de la microbiota

Para los que no tengan muy claro qué es eso de la microbiota, no es otra cosa que el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo, principalmente en el intestino. Esta comunidad microbiana incluye bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que viven en simbiosis con nosotros. Aunque solemos asociar las bacterias con enfermedades, la mayoría de los microorganismos en nuestra microbiota son beneficiosos e indispensables para nuestra salud. De ella depende, entre otras cosas, desde tener un metabolismo que funcione correctamente a incluso nuestra salud mental (a menudo referida como el "eje intestino-cerebro". La microbiota influye en la producción de neurotransmisores como la serotonina, que afectan nuestro estado de ánimo y comportamiento).

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Noelia comenta que es uno de los pilares fundamentales de nuestro sistema inmune. Si tenemos una microbiota dañada, nuestro sistema inmune también lo estará. Por eso es tan importante cuidarla. “¿Cómo? Sobre todo con un buen aporte de fibra (como por ejemplo, las legumbres, avena, hojas verdes, frutas y verduras) y probióticos.

Soluciones para poner en práctica y combatir la inflamación

Sabiendo que se trata de un problema cuya principal causa es que la flora intestinal está desregulada, hay una serie de acciones que podemos llevar a cabo en nuestra vida cotidiana para solucionarlo y que Noelia detalla. “Hay que buscar la solución a cada uno de los problemas citados anteriormente. En otras palabras, hacer ejercicio frecuente ya que es un factor antiinflamatorio muy potente porque contribuye a fortalecer el sistema inmunitario. Dormir bien, pues el sueño y el sistema inmune comparten el mismo mecanismo regulador a través de los ritmos circadianos; y controlar el nivel de estrés tanto físico como emocional”.

Presta atención a tu dieta

Otro de los factores que se debe tener en cuenta, obviamente, es la alimentación, una cuestión en la que Noelia incide. “Llevar una dieta Mediterránea basada en verduras, frutas, vegetales y hortalizas, legumbres, pescados blancos, huevos y aceite de oliva. O como yo digo, comer con lógica, disminuyendo los ultraprocesados, bollería industrial, harinas refinadas, aceites vegetales, carnes rojas, snacks, caramelos…”

Los alimentos antiinflamatorios

Matés cuenta que, en primer lugar, está la cúrcuma. “Es el alimento antiinflamatorio por excelencia. Tampoco puede faltar la fibra, especialmente la de las legumbres y las verduras y vegetales. Dentro de este último grupo me quedo con la familia de las bayas (moras, fresas, arándanos…), la crucífera (coliflor, brócoli), así como alimentos ricos en licopeno como los tomates, zanahorias y pimientos”. Añade que también incluiría los pescados azules por su fuente de Omega 3 y vitamina D; y los huevos por su aporte de proteína. “En otras palabras, para evitar la inflamación modificaría el estilo de vida”, concluye.

Comer bien no es sinónimo de aburrimiento

Si te sientes hinchada e incorporas estos alimentos en tu rutina diaria, no solo ayudarás a combatir la inflamación crónica, sino que también mejorará tu bienestar general. Recuerda que la consistencia es clave: hacer cambios sostenibles en tu dieta a largo plazo tendrá un impacto significativo en tu salud. ¡Lo notarás!