No solo el tinto es bueno, también el vino blanco tiene beneficios: "Existe un prejuicio"

Madrid"Una copa de vino tinto al día es buena para la salud", seguro que lo has escuchado en alguna que otra ocasión, ¿verdad? Y es que, consumido con moderación, puede ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares y mejorar la función cognitiva. Así lo respaldan múltiples estudios científicos, como uno reciente de la Universidad de Rochester (EE.UU.), que revela que el consumo moderado de vino tinto ayuda al cerebro a reorganizarse y procesar mejor la información.

Sin embargo, mientras el vino tinto recibe la mayor parte de la atención, el vino blanco sigue siendo el gran olvidado. ¿Es que acaso no tiene beneficios? Según varios estudios, el vino blanco se ha convertido en la elección predilecta de los jóvenes -y no tan jóvenes- para salir de copas sin descuidar demasiado la dieta.

Dado el creciente interés en los valores nutricionales de los alimentos y bebidas, decidimos consultar con Antonio Ruiloba, socio administrador de Bodegas La Val, para explorar los beneficios del vino blanco. Según él, aunque el tinto tiene fama de ser más saludable, el vino blanco también posee cualidades nutricionales significativas. "Existe un prejuicio con el vino blanco, ya que casi siempre se resalta el valor del tinto. Pero los beneficios también están presentes en el blanco, siempre y cuando se consuma con moderación, entre una y dos copas al día", aclara.

La clave está en el proceso de elaboración

Una de las sustancias que hacen del vino un aliado saludable es el resveratrol, un poderoso antioxidante presente en la piel de las uvas. Antonio explica que, aunque este compuesto se encuentra en mayores cantidades en el vino tinto, también está presente en el blanco. La diferencia radica en el proceso de fermentación: "En el tinto, el mosto fermenta con las pieles, mientras que en el blanco no. Esto explica la mayor concentración de resveratrol en los tintos. Sin embargo, en nuestra bodega, cuando producimos albariño, hacemos una maceración previa durante 4 o 5 horas a baja temperatura para extraer al máximo los beneficios y aromas de las pieles", detalla.

Un estudio de 2018 publicado en la revista Plos One, señala que los antioxidantes presentes en el vino blanco, como los flavonoides y ácidos fenólicos, también contribuyen a proteger las células del cuerpo del estrés oxidativo. Este efecto puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como las cardiovasculares y el Alzheimer.

Menos calorías y alcohol

Otro punto a favor del vino blanco es su menor contenido calórico y alcohólico en comparación con el tinto. Según Antonio, "el vino blanco contiene minerales como calcio, hierro, magnesio, potasio y fósforo, además de vitaminas B12 y B6. Es una bebida que complementa perfectamente una dieta equilibrada y, al no tener grasas, su aporte calórico proviene únicamente del alcohol".

Por otro lado, un informe de la Universidad de Barcelona, publicado en Food & Function en 2015, destacó que el consumo moderado de vino blanco podría mejorar la función endotelial (relacionada con la salud de los vasos sanguíneos) debido a sus compuestos fenólicos. Además, este efecto se observó incluso en personas con factores de riesgo cardiovascular.

¿Y el azúcar?

En una época en la que el azúcar preocupa a los consumidores, el vino blanco seco es una opción interesante. Contiene bajos niveles de azúcares residuales (alrededor de 2 gramos por litro) y aporta unas 70 calorías por copa, menos que el tinto en la mayoría de los casos. "Esto lo hace ideal para quienes buscan cuidar su dieta sin renunciar al placer de una buena copa de vino", añade Ruiloba.

En otras palabras, ya seas amante del tinto o del blanco, lo importante es disfrutar del vino con moderación. Ambos tipos tienen mucho que ofrecer, tanto en sabor como en beneficios para la salud. ¡Así que brinda con el que más te guste y acompáñalo de una buena compañía!