Mi relación de pareja no avanza como yo quiero: Andrea González, psicóloga, explica cómo afrontarlo

Una psicóloga nos explica la mejor manera de gestionarlo
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MadridEn el mundo de las relaciones de pareja, es normal imaginar un futuro compartido, con metas comunes y una evolución constante. Sin embargo, hay momentos en los que la realidad no parece encajar con nuestras expectativas, y esa sensación de que “algo no avanza” puede resultar desconcertante. Tal vez llevas tiempo esperando un compromiso más firme, como mudarse juntos, casarse o formar una familia. O quizá sientes que la conexión emocional no se profundiza como te gustaría. Sea cual sea el caso, esa sensación de estancamiento puede generar frustración, inseguridades o incluso dudas sobre el futuro de la relación.
Además, es importante entender que este tipo de desafíos no son poco frecuentes y que, lejos de ser una señal definitiva de incompatibilidad, pueden ser una oportunidad para reflexionar, comunicarse y fortalecer el vínculo. Sin embargo, para lidiar con este sentimiento hace falta un enfoque honesto y constructivo, donde el diálogo, la paciencia y la autoevaluación juegan un papel fundamental.
En palabras de la psicóloga Andrea González, experta en relaciones. “Por simplificar, cuando vemos que una relación no está avanzando como querríamos, tenemos dos opciones: quedarnos en ella o dejarla”.
La terapeuta explica que, si decidimos seguir en la relación, que no sea para quedarnos como estamos. “Hay que intentar tener la suficiente madurez emocional como para no conformarnos con algo que no nos está haciendo feliz. Así que, si decidimos seguir dándole una oportunidad a ese vínculo, hay que plantearse cómo mejorarlo”.

Cuenta que lo primero que hay que hacer es analizar por qué no está avanzando, ¿cuáles son las causas? Afirma que existen miles de factores por los cuáles una relación puede no estar avanzando, e indica que, una vez haya reflexionado sobre esto, es importante también realizar un ejercicio de autocrítica y de introspección: ¿qué cosas están en mi mano? ¿qué puedo hacer yo para que esta relación siga avanzando?
Entender ‘tu parte del problema’ un punto clave
“Muchas veces nos centramos en exigirle al otro y, aunque es muy lícito pedir (es decisión de los demás cumplir o no esas peticiones), también es vital entender mi parte de responsabilidad. Verlo no siempre es fácil, pero es importante que asumamos que a veces podemos estar poniendo freno a la relación o perjudicándola, aunque no nos demos cuenta”, señala.
En segundo lugar, Andrea comenta que tenemos que saber también pedirle al otro, explicarle de forma asertiva qué es lo que no me gusta de la relación y qué necesito que él o ella cambie. “Una relación es como un contrato laboral: las partes implicadas exponen sus condiciones, lo que necesitan unos y otros. Se puede negociar alguna cláusula, claro. Y si finalmente el contrato es satisfactorio para todos, hay acuerdo. En una relación, igual. Yo le puedo exigir cosas al otro, él a mi también. Pero los dos debemos ser capaces de comunicar esas necesidades de forma adecuada, siendo realistas y desde el respeto y el interés mutuo en que la relación funcione”, puntualiza.

No solo prometer: actuar
Para la psicóloga será importante, también, comprometerse a ejecutar los cambios. “De nada sirve llegar a acuerdos para modificar algunas partes de la relación, si luego no los vamos a cumplir. Aquí es importante tener claro que si yo pongo unas condiciones, es decir, marco unos límites, luego tengo que ser capaz de mantenerlos. O lo que es lo mismo, que haya consecuencias cuando se transgreden. Si no, los límites no sirven para nada”.
Por último, termina con una interesante reflexión. “Si sentimos que la relación no tiene forma alguna de salvarse, lo mejor es dejarla de la forma más cordial posible. A nadie le gusta abandonar un proyecto en el que había puesto sus ilusiones, pero tenemos que saber ver cuando ese proyecto ya no está encajando con nosotros, o ya no nos está dando lo que necesitamos. Si consideramos que hemos luchado lo suficiente pero no hay mucho más que hacer, un buen cierre será lo mejor a la larga. Y no hay que vivirlo como una derrota; las relaciones empiezan, pero todas, de una manera u otra, siempre acaban. Y está bien, no pasa nada. Lo que nos ha servido durante un tiempo, ya no nos sirve. Bien porque hemos cambiado, bien porque el otro ha cambiado, bien porque lo hemos hecho los dos. Según cuáles sean los motivos, las heridas dolerán más o menos. Pero en cualquier caso, cuando algo ya no es para nosotros, lo mejor que podemos hacer es dejarlo ir”.
