Embarazo

Patricia de Miguel, matrona, desvela los síntomas al final del embarazo a los que hay que prestar atención

Isa Pantoja y Cristina Pedroche, en la recta final de sus respectivos embarazos
Isa Pantoja y Cristina Pedroche, en la recta final de sus respectivos embarazosInstagram (@isapantojam/@cristipedroche)
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Estamos en pleno mes de partos en el mundillo 'celebrity': Teresa Urquijo sale de cuentas este mes, al igual que Isa Pantoja y que Cristina Pedroche. Como podemos ver en las redes sociales de la hija de Isabel Pantoja, es un momento único: junto a los antojos de comida y la consabida preparación al parto, todo está listo para verle la cara al bebé que lleva tantas semanas desarrollándose en el útero. Ya tenemos lista su habitación, su ropa, su cuna, el carrito… Pero, aunque lo habitual es que todo se desarrolle sin problemas, conviene prestar atención a algunos signos que ocurren al final del embarazo y a los que debemos estar atentos. Patricia de Miguel Toa, matrona que desarrolla su labor en el Institut Català de Salut, nos da una lista de los más importantes para que todas las futuras mamás los tengan en cuenta.

Contracciones

Las conocidas como contracciones de Braxton Hicks, que no son las que anticipan el parto, son frecuentes en este periodo del embarazo y pueden comenzar incluso en el segundo trimestre. Se trata de contracciones uterinas que, al contrario de las que llegan en las horas previas a la expulsión, son irregulares y no suelen doler, aunque nos sirven como práctica para lo que está por venir. Patricia de Miguel indica que no hay nada de qué preocuparse si esas contracciones son aisladas y cortas, sin seguir un patron rítmico.

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Pero ¿qué sucede cuando son largas, suceden con una frecuencia más o menos regular y nos hacen parar en seco? Entonces, estaríamos ante contracciones de parto. “No hay nada de lo que preocuparse a partir de la semana 37, porque la adaptación al medio del bebé es total”. Si ocurren antes de la semana 37, entonces estaríamos ante lo que se conoce como amenaza de parto prematuro. “Aquí es muy importante ir al hospital, porque hay que pararlas o, si ya no hay vuelta atrás, hacer una maduración pulmonar del bebé y una serie de protocolos médicos que faciliten la adaptación del bebé al medio”. 

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Infecciones de orina

Las infecciones de orina, más frecuentes durante todo el embarazo, o una candidiasis pueden provocar contracciones. Si notamos los síntomas de una infección de orina (escozor, ganas de ir a hacer pis frecuentes con una micción muy pequeña, etc.) o de candidiasis, la experta recomienda acudir a la matrona, médico de cabecera o urgencias directamente, ya que hay tratamientos perfectamente compatibles con el embarazo.

Tensión arterial alta

Durante el tercer trimestre es habitual que la tensión se eleve un poco; por eso debemos vigilarla. “Si notamos que tenemos la tensión anormalmente alta, nos duele mucho la cabeza o el abdomen o vemos como lucecitas, esto pueden ser síntomas de preeclampsia, que es un estado hipertensivo del embarazo”, recuerda De Miguel. Al comienzo del embarazo ya se calcula la posibilidad de la gestante de padecer preeclampsia, nos explica la matrona, y si el riesgo es alto se les pauta una medicación específica. Si existen síntomas y, después de tomarnos la tensión un par de veces, vemos que está alta y que sigue subiendo, debemos acudir al médico.

Si el bebé deja de moverse

Cada bebé, explica la matrona, es un mundo: unos se mueven mucho y otros poco, pero todos se mueven y cada madre controla cuánto. Por ello, si notas que el bebé lleva tiempo sin hacerlo, Patricia de Miguel recomienda “parar lo que se esté haciendo, tomar algo dulce y tumbarse del lado izquierdo”. Lo más normal es que, después de un ratito, vuelva a moverse. En caso de que no ocurra así, la experta sugiere ir al médico a que nos hagan una ecografía para saber que todo está bien.

Sangrado

Ante un sangrado abrupto y abundante, como una menstruación o más, la matrona es clara: debemos ir cuanto antes al hospital, ya que pueden surgir complicaciones. 

Rotura de bolsa

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En este caso, depende de en qué punto del tercer trimestre nos encontremos. “No es lo mismo una rotura de bolsa en la semana 29 que en la 38”, explica Patricia de Miguel. Lo habitual es que las contracciones antecedan a la rotura, pero a veces sucede al revés. “La estadística nos dice que, tras la rotura de bolsa, en las siguientes 24 horas la persona se pondrá espontáneamente de parto”, indica.

Pero ¿cómo saber que estamos ante una rotura de bolsa y no ante un flujo muy abundante, característico también de este momento de la gestación? “El líquido amniótico es superbrillante; si tiene ese aspecto y además sentimos una pérdida continua podemos estar ante una rotura de bolsa”. Si el embarazo aún no está a término (es decir, antes de la semana 37), hay que ir al hospital. Si lo está, no hay que darse prisa: “Cogemos tranquilamente nuestras cosas y nos vamos cuando consideremos al hospital, donde nos dirán cuánto debemos esperar”. Eso sí, si el líquido viene teñido de sangre o de meconio (es opaco, oscuro, rojo…), conviene correr un poco más.