Cinco momentos clave en los que no deberías darle pantallas a tus hijos

Las pantallas ocupan un lugar destacada en nuestra vida diaria y también en la de nuestros hijos. Eliminarlas es algo que no contemplamos, pero sí sabemos que hay que limitar su uso y, sobre todo, limitar el uso que hacen de ellas nuestros hijos. Los expertos no dejan de advertir acerca de los peligros que tiene que un niño crezca pegado a una pantalla, ya sea la del televisor, la tablet o el móvil. Dar un buen ejemplo de uso y controlar el tiempo que están conectados es esencial para cuidar de la salud mental y emocional de los más pequeños. Para ayudarte a establecer límites claros, un buen punto de partida es saber en qué momentos no deberías darle pantallas a tus hijos, y te advertimos, algunos de ellos son en los que más te apetecería dárselas. 

En las comidas

Es muy tentador dejar que tus hijos vean sus dibujos o serie preferida cuando llega la hora de comer, porque así no se fijan tanto en la comida y es más fácil que se acaben todo el plato. Pero lo cierto es que más vale que no se coman todo a que no disfruten del momento de sentarse a la mesa, apreciar la comida y conversar con el resto de personas que están con ellos. La alimentación consciente es esencial para desarrollar una buena relación con la comida y las pantallas son un gran impedimento para conseguirlo.

Cuando se aburren

A veces sentimos que si nuestros hijos se aburren tenemos que ofrecerles entretenimiento y, evidentemente, las pantallas lo son. La buena noticia es que el aburrimiento es positivo y ayuda a los niños a desarrollar tanto su autonomía como su creatividad. Si resolvemos el aburrimiento con una pantalla, perderán la oportunidad de descubrir el mundo que les rodea. 

Cuando tienen un berrinche

No hay niño que no atraviese una etapa en la que las rabietas son una constante casi diaria, algo que es muy desesperante para los padres. Sabemos que darles la tablet o el móvil puede ser una solución, pero no es la más adecuada. Si de verdad queremos que los berrinches sean algo anecdótico y que el niño aprenda a gestionar sus emociones, hay que tener una actitud positiva y tratar con él los motivos que le han llevado a enfadarse. 

Antes de ir a dormir

Esta pauta sirve tanto para los niños como para las adultos, pero son los pequeños los que necesitan nuestra supervisión, así que procura que no utilicen una pantalla al menos dos horas antes de ir a dormir. Aprovecha ese tiempo para un baño relajante, la cena y leer un cuento. Les costará menos dormirse y el sueño será más reparador. 

Cuando hay más niños

Nos gusta que nuestros hijos queden con otros niños para jugar, pero en cuanto nos descuidamos es muy posible que nos los encontremos pegados a una pantalla (o a varias). Es esencial para su desarrollo que vivan en el mundo real y que aprovechen esas ocasiones para socializar y jugar, algo fundamental para ellos y que no suelen tener tan a menudo como deberían en muchas ocasiones.

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