Diez consecuencias de la cesárea que nadie te cuenta y debes conocer

España es uno de los países en los que más cesáreas injustificadas se practican. Sigue siendo (y debe ser así), decisión de la madre planificar su parto mediante esta intervención si así lo desea. Pero la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es clara al respecto y recomienda priorizar el parto vaginal frente a la cesárea en todos aquellos casos en los que sea posible. Si tienes que someterte a una cesárea por cuestiones médicas la decisión es incuestionable, ya que la idea es salvaguardar siempre la salud del bebé y de la madre. Pero si es por elección propia, debes conocer estas consecuencias de la cesárea de las que por lo general no se habla. 

La recuperación es lenta

Es más lenta que en los partos vaginales, ya que se trata de una intervención quirúrgica. Además de tener las típicas molestas posteriores al parto, como el estreñimiento o los loquios, hay que recuperarse de una cirugía mayor abdominal, algo que es lento y complicado.

Molestias intestinales y gases

Esto es algo común tras el parto, pero se agrava tras una cesárea. Durante la intervención quirúrgica el cuerpo retiene aire, pero como tras la cesárea la madre apenas puede moverse, expulsar los gases resulta más molesto y complicado. 

Insensibilidad en el abdomen

Esta es otra de las consecuencias menos conocidas de una cesarea. Perder la sensibilidad en el abdomen es algo muy habitual y, aunque termina por desaparecer, puede durar desde unos días hasta meses. 

Istmocele

Este término se utiliza para hablar de una complicación habitual en la cesárea que es una mala cicatrización del corte que se ha realizado. Como consecuencia queda una bolsa que en la que se retiene sangre y puede dar lugar a sangrados entre menstruaciones. Además, puede causar dolor en la pelvis o al mantener relaciones sexuales. 

Cuidados especiales para la herida

Al tratarse de una intervención quirúrgica en la que se realiza un corte en los tejidos del abdomen, hay que curar la herida con mucha atención para evitar que se infecte. Si sangra, supura o está caliente hay que acudir al médico inmediatamente. 

Adherencias en el tejido 

Al practicar una cesárea se realizan cortes en diferentes planos de tejido abdominal, que deben suturarse después. Esta sutura, en ocasiones produce tensiones en la musculatura que dificultan los movimientos normales, pudiendo causar dolor en el abdomen, en la espalda o lesiones de vejiga. 

Riesgo de diástasis abdominal

El embarazo es el que origina la diástasis abdominal, por lo que esta puede darse tanto si el parto es vaginal como si se practica una cesárea. Pero con esta segunda opción parecen aumentar las posibilidades de que la diástasis se produzca. 

Hay un límite de cesáreas

Mientras que una mujer puede tener más partos vaginales de los que, seguramente, quiera tener en su vida, con los partos por cesárea hay un límite marcado por las autoridades sanitarias. De hecho, se recomienda un máximo de tres cesáreas, ya que al tratarse de un procedimiento quirúrgico, cada vez que se repite es más difícil de realizarse. 

Daños en el suelo pélvico

Si pensabas que el daño en el suelo pélvico solo se producía en los partos vaginales, has de saber que no es así. De hecho, las cesáreas pueden provocas las adherencias en la musculatura que te hemos comentado anteriormente, y esto, a su vez, dañar el suelo pélvico. 

Afectar a futuros embarazos

La cesárea puede afectar a los siguientes embarazos ya que aumenta el riesgo de que haya complicaciones como la placenta previa, rotura uterina o implantación del embarazo en la cicatriz de la cesárea.