Arrullos para el verano: su uso y otras claves para elegir el adecuado para cada bebé

  • Sea verano o invierno, los recién nacidos necesitan un arrullo para sentirse cómodos y protegidos.

  • Te contamos cómo debe ser un arrullo de verano y cómo debes utilizarlo.

Antes de que nuestro bebé llegue al mundo elaboramos una lista con todas las cosas que va a necesitar al nacer, y junto a la ropita, pañales y diferentes cosas de aseo, hemos de incluir los tradicionales arrullos. Los arrullos son esas delicadas prendas con las que envolvemos a los bebés en los primeros meses de vida para que se sientan protegidos y seguros, especialmente cuando les cogemos en brazos o llega la hora de dormir. El frágil cuerpo de un bebé se recoge al sentirse arropado y encuentra la calma que necesita cuando se siente cubierto por un buen arrullo, y qué decir si, además, está cogido en brazos y siente el calor y la respiración de otro ser, especialmente de su madre.

Hasta que nace, el bebé siempre ha estado en el útero materno, protegido y calentito, disfrutando de la calidez y la comodidad del vientre de su madre a todas horas. Y esta es la sensación que pretende recrear el arrullo, de manera que la transición entre ese interior seguro y el exterior repleto de estímulos sea lo más agradable y segura posible.

Si dudamos entre coger a un bebé en brazos sin más, o hacerlo con él envuelto en un arrullo, esta última opción siempre será la más acertada. Dentro del arrullo, el bebé consigue tener una buena postura, con sus brazos y piernas bien recogidos, acurrucados y pegados al cuerpo. Así conseguimos evitar, además de hacerle sentir a gusto, que una mala postura pueda hacerle daño.

Usos del arrullo

La posición del bebé a la hora de alimentarse puede resultar algo complicada al principio, cuando su cuerpo no tiene la capacidad de sujetarse por sí mismo, y sus brazos y piernas pueden quedar en desequilibrio cuando lo cogemos para darle de comer. El arrullo facilita mucho encontrar la postura adecuada tanto si le damos el pecho como si le alimentamos con biberón. Para los bebés que padecen los cólicos del lactante, cogerle con el arrullo puede ayudar a que se calmen los síntomas y que se su cuerpo se tranquilice, aunque ya sabemos que puede ser complicado porque los cólicos son muy molestos para ellos.

Y, por supuesto, el arrullo es determinante a la hora de dormir, porque les transporta directamente a la seguridad y comodidad que sentían dentro del útero. En el arrullo se encuentran cálidos y se sienten resguardados, por lo que se duermen con más facilidad, en un apacible estado de calma.

Cómo debe ser un arrullo de verano

No importa que sea verano o invierno, el bebé ha de mantenerse abrigado porque su sistema inmunológico se está desarrollando, y es muy posible que, aunque haga calor, esté expuesto a corrientes, a ventiladores o al aire acondicionado, que pueden hacer que su cuerpo se enfríe. Eso sí, si tu bebé nace en verano, busca arrullos que sean ligeros, y descarta los que están pensados para el invierno, con lana o interiores polares. Es importante evitar que su temperatura suba demasiado o que se agobie. Un arrullo de algodón 100% es perfecto para esta estación.

Las muselinas, de algodón o de bambú, tienen diferente usos y resultan muy útiles y versátiles, tanto para el bebé como la madre, y pueden ser un arrullo perfecto durante los meses de calor, porque ofrecen cobertura, pero son frescas y transpirables en todo momento. De cara al verano, las que están confeccionadas con bambú se consideran más adecuadas porque son algo más ligeras. Además, las muselinas tienen la peculiaridad, ya sean de algodón o bambú, de volverse aún más suaves a medida que se lavan, lo que las hace aún más agradables para el bebé cuando entran en contacto con su piel.

Cómo colocar el arrullo

Aunque hay algo intuitivo que nos dice cómo debemos colocar el arrullo al bebé, lo cierto es que no se puede hacer de cualquier manera. Por eso es conveniente conocer cuáles son los pasos que hay que dar y seguirlos. Una vez que lo hayas hecho un par de veces, te saldrá solo sin necesidad de pensar.

Extiende el arrullo sobre la cama, el cambiador o cualquier otra superficie y coloca sobre él al bebé, con los hombros alineados en el borde recto del arrullo. Pliega la tela por encima de sus pies para envolverlos, pero siempre con cuidado para no apretar. Se trata de envolverle, pero no de quitarle la capacidad de movimiento.

A continuación, estira con firmeza un lado del arrullo y colócalo, del lado contrario, bajo el brazo y el cuerpo del bebé. Repite la misma acción con el otro lado de la manta, de manera que el extremo del arrullo pueda meterse dentro del pliegue que ha quedado al otro lado.

El uso del arrullo es eficaz y del todo recomendable para los recién nacidos, pero hay que limitar su uso a medida que van creciendo. Ya en el segundo més de vida un bebé necesita más libertad para poder moverse, y llegados los 3-4 meses darán muestras evidentes de que no quieren ser envueltos, así que es el momento de dejar de hacerlo. Puede que algunos bebés sigan prefiriendo el arrullo para dormir, pero una vez que aprenden a darse la vuelta solos hay que dejar de utilizarlos. Si el bebé siempre está recogido no podrá desarrollar con libertad su musculatura, algo que es imprescindible para su correcto desarrollo.

Durante el tiempo que use el arrullo, recuerda que su cabeza debe permanecer libre, y nunca tener el cuerpo demasiado apretado para que no se dificulte lo más mínimo su respiración. Ha de estar recogido, pero no perder la libertad de movimiento.

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