Drenajes en los oídos, una ayuda para mejorar la audición del bebé y acabar con la otitis aguda

  • Los niños pequeños suelen sufrir de otitis media. Es por eso que, en aquellos que se haya convertido en algo crónico, habrá que intervenir.

  • Una de las fórmulas para acabar con esta infección es una intervención, como la colocación de drenajes en el tímpano para que este funcione correctamente.

Muchos niños sufren de infecciones en el oído medio, a lo que se conoce como ‘otitis media’. Este tipo de infecciones son mucho más comunes en niños de seis meses y dos años, aunque sí que es cierto que podrán aparecer a otras edades. Además, habrá pequeños que serán mucho más susceptibles a padecerlas debido a distintos factores relacionados con el entorno y su estilo de vida. Algunos de los niños que se pueden encuadrar dentro del grupo de riesgo son aquellos que asisten a guarderías infantiles con grupos muy numerosos, así como el humo del tabaco u otros estilos de vida relacionados.

Por qué se realiza esta intervención

Sí que es cierto que este tipo de complicación es fácil de tratar. Aún así, en el caso de que el niño haya tenido varias infecciones de oído de las que no se haya recuperado fácilmente o hay evidencias de pérdida de audición o retraso en el habla, el médico podrá llegar a sugerir la colocación de tubos de ventilación. Así, la miringotomía y la colocación de drenajes timpánicos es una intervención que se realiza para insertar tubos en los oídos de los niños que padecen otitis media aguda de repetición o acumulación de moco en el oído medio debido a un mal funcionamiento de la trompa de Eustaquio.

Esta intervención tendrá como objetivo restaurar el funcionamiento normal del oído mediante el drenaje líquido acumulado y la aireación de los espacios del oído medio. Los tubos de timpanostomía o de ventilación reducen, en gran medida, la aparición de nuevas infecciones en el oído. La operación se realiza cuando el niño todavía es pequeño, ya que, como hemos comentado, esta complicación se suele producir entre los seis meses y los dos años.

En qué consiste la cirugía

Pero, ¿en qué consiste la cirugía? La intervención de colocación de tubos de ventilación en los oídos es una intervención sencilla y bastante común. Debido a que la gran mayoría de los niños que sufren esta complicación tienen infecciones en ambos oídos, esta cirugía suele realizarse en los dos. Y, por tanto, el procedimiento se realiza de forma bilateral. Por lo general, la intervención no dura demasiado tiempo y se puede alargar entre unos diez o quince minutos. Lo primero que se hará será aplicar una cantidad mínima de anestesia local, por lo que se tendrá que llevar a cabo en un hospital, para que esta esté controlada.

Así, el pequeño no experimentará ninguna molestia durante todo el procedimiento. También, el cirujano tendrá que hacer una pequeña punción en el tímpano, por la que el especialista aspirará el moco del oído medio. Como el cirujano puede llegar al tímpano a través del canal auditivo, no quedarán marcas ni suturas visibles. Por último, lo que tendrá que hacer el médico será insertar un tubo pequeño de plástico o de metal con forma de diábolo en el orificio del tímpano que permitirá, durante un tiempo, la entrada de aire en el oído medio. Esto lo que hará será equilibrar la presión dentro del oído y el líquido logrará drenarse hacia afuera.

Qué pasará con los tubos

Los tubos no serán visibles, ya que su tamaño es menor al de un grano de arroz. Después de la intervención, el pequeño despertará en la sala de recuperación en compañía de sus padres. El tiempo total de permanencia en el hospital suele ser de unas pocas horas y, en la mayoría de los casos, pueden irse a casa el mismo día del procedimiento. Además, el tubo se caerá solo en los siguientes meses.

Qué otras opciones hay

Esta intervención se trata de un procedimiento bastante habitual, aunque no siempre son la primera opción, y más cuando se habla de infecciones de oído de origen bacteriano. En este caso, habrá que recomendar los antibióticos como primera opción. Aún así, el especialista tendrá que elegir si realizar una cirugía en el caso de que el pequeño padezca un número importante de otitis agudas, si el depósito de moco permanece más de tres meses, si aparecen alteraciones anatómicas en la membrana timpánica y si el paciente presenta una pérdida de audición.

Durante los primeros días, probablemente el especialista le recomiende unas gotas antibióticas para calmar el dolor. Sí que es cierto que, la mayoría de los niños, suelen sentirse bien después de la intervención y pueden retomar sus actividades de forma habitual. Es posible que los oídos drenen líquido durante unos tres o cuatro días después de la intervención. No habrá que introducir nada en el oído para intentar limpiarlo. Además, para prevenir infecciones habrá que evitar que entre agua. Como ya hemos comentado, con el paso del tiempo los tubos se caerán solos.