Lactancia materna y trabajo: paciencia y otros consejos para sobrellevar la vuelta a la rutina

  • El final de la baja maternal y la reincorporación al trabajo cuando estamos en plena lactancia es un momento complicado para cualquier madre.

  • Pero no hay ningún motivo para renunciar a la lactancia. Solo necesitas paciencia y planificación.

Sin duda la reincorporación al trabajo, una vez finalizada la baja de maternidad, es uno de los momentos más complicados para una madre. En primer lugar por separarse tantas horas de su bebé, al que seguramente ha estado “pegada” desde que nació; y en segundo porque se presenta una dificultad que es inevitable que sea un motivo de preocupación: cómo continuar con la lactancia materna.

Todas las inquietudes que se te planteen sobre este tema son absolutamente comprensibles, pero te aseguramos que, si tú quieres, no hay ninguna razón para que abandones la lactancia. Puede que te resulte algo complicado al principio, pero con un poco de paciencia y planificación lo conseguirás sin ninguna duda. Es posible que tengas que reducir tomas, o incluso pasarte a la lactancia mixta (incluyendo tomas de leche artificial), pero conseguirás lo más importante, que es mantener la lactancia.

El permiso de lactancia: tu derecho laboral

Se trata del derecho que tiene cualquier trabajador, sea hombre o mujer, a disponer de una hora libre durante su jornada laboral para atender a la lactancia del bebé. Tienes que avisar al menos 15 días de tu incorporación a la empresa de que vas a disfrutar de este permiso e indicar hasta qué fecha vas a hacerlo. Lo ideal es que te confirmen por escrito que lo aceptan, pero no pueden negártelo de ninguna manera ya que es un derecho. Existe una opción llamada lactancia acumulada, que te permite acumular las horas de lactancia que te corresponden, hasta que el bebé cumpla los nueves meses, y disfrutar de jornadas completas libres.

Puede seguir siendo lactancia materna… aunque no estés

Entendemos perfectamente que lo que más te apetece es darle el pecho a tu bebé pero, aunque no sea así, y tu bebé tome la leche materna a través del biberón, se cumple lo más importante: se sigue manteniendo la lactancia, porque tu intención seguramente es asegurar que el bebé se está alimentando de tu leche, que es la mejor para él sin ninguna duda.

Sé previsora

Es decir, comienza a almacenar leche antes de la reincorporación al trabajo. Si pretendes hacerlo todo a la vez, es posible que te suponga un gran estrés el cúmulo de cosas que se van a dar: vuelta al trabajo, separación del bebé, sacarte leche con eficacia y asegurar la cantidad suficiente de la misma para las tomas que tengan lugar mientras no estés.

Sin duda, es más importante que te centres en familiarizarte con el sacaleches y en obtener una pequeña reserva de leche, que en pretender que el bebé se empiece a familiarizar con el biberón, porque seguramente si se lo das tú, prefiera el pecho, que es a lo que está acostumbrado. Puesto que será otra persona la encargada de dárselo cuando tú no estés, céntrate en aquello que nadie va a poder hacer por ti: sacarte leche y conseguir hacerlo de una manera cómoda y eficaz.

Almacena leche correctamente

La idea es que, una vez que vuelvas al trabajo, puedas sacarte leche cada día y guardarla en el frigorífico para el día siguiente. Pero a la hora de hacerte con ese pequeño almacén de leche para imprevistos es importante que lo hagas correctamente para asegurar el buen estado de la leche. Por eso recuerda esto: la leche en el frigorífico aguanta hasta dos semanas y en el congelador hasta 4 meses. La leche que vayas a almacenar ha de guardarse en el congelador, a ser posible el mismo día de la extracción. Almacénala en recipientes específicos, ya sean bolsas o botecitos, y pon siempre la fecha. Cuando descongelas leche esta aguanta hasta 24h en la nevera. Congela cantidades pequeñas para evitar el posible desperdicio. Más vale usar dos recipientes que desechar la mitad de uno.

Planifica tus horarios

Una vez que empieces a trabajar, además de las tomas que puedas darle tú misma, habrás de sacarte leche cada día. Al principio es posible que obtengas poca leche, pero la cantidad irá aumentando poco a poco. Puedes sacarte leche antes de darle la toma antes de irte, y luego ir guardando del resto de tomas a lo largo del día. Tendrás que ir comprobando qué momentos son los que te vienen mejor y no te suponen nigún estrés añadido.

Subida de leche en el trabajo: que no cunda el pánico

Sobre todo en los primeros días, es muy posible que tengas una subida de leche mientras estás en el trabajo. Que no cunda el pánico, solo necesitas ser un poco previsora y llevar siempre contigo discos de lactancia para evitar posibles manchas en la ropa, y un sacaleches manual en el bolso. Sabemos que no es lo más cómodo, pero en cualquier momento puedes ir al baño y aliviar la subida. Es cuestión de días que el pecho se acostumbre y desaparezcan las subidas.

No desesperes, lo estás haciendo bien

Al principio va a ser inevitable que estés preocupada, tanto por saber si tu bebé está comiendo correctamente, como por gestionar la extracción de leche, la subida de a misma, etc.

Habrá días en que tu bebé coma peor porque no tenga hambre, y eso es algo normal, que no debe desanimarte lo más mínimo. Lo estás haciendo lo que puedes y pensando siempre en su bienestar, así que tranquila, sin lugar a dudas lo estás haciendo bien.