Cinco meses han pasado ya desde que Lorena Gómez se estrenó en la maternidad. "Por mucho que te cuenten, hasta que no lo vives en primera persona no te das cuenta de la magia y la maravilla que es tener una personita dentro a la que cada día vas sintiendo más", nos contaba en exclusiva días antes de dar a luz al pequeño René. Con el parto, en el momento en el que tuvo en sus brazos por primera vez a su hijo, la cantante se llevó otra lección de vida. Y ahora ha decidido hacer balance, narrando en su Instagram esas dificultades que, por mucho que la advirtiesen, jamás pensó que le tocaría afrontar.
Cuando estaba en el hospital acompañada de René, hermano de Sergio Ramos y padre de la criatura, todas las emociones le vinieron de golpe. Pero cuando llegó a casa con su bebé se topó con "el miedo más increíble que jamás había sentido y entendí que muchas de esas otras mamás no me estaban diciendo la verdad o habían vivido experiencias totalmente distintas". Auguraba una etapa en constante mal humor por "dormir mal", algo para lo que ya estaba preparada. Sin embargo, un domingo de madrugada algo cambió en ella: "Me hizo reír a las 5 de la mañana y supe que era capaz de sonreír y de jugar con él aunque casi no hubiera dormido durante día".
Según iban pasando los días, Lorena Gómez rompió con todos esos propósitos que se marcó antes de ser madre. En su día se prometió que no le iba a poner a ver dibujos hasta que fuera más mayor. Hasta que se dio cuenta de que era la única forma de poder bañarse, cantar o vestirse "todo de una vez y ni lo dudé". También creía que jamás se le caería de sus brazos. Hasta que sucedió "en una milésima de segundo que me di la vuelta". "Volví a sentir ese miedo horrible del día que entramos en casa y empezaba, de verdad, mi nueva vida", ha confesado.
Otra de sus grandes inseguridades que le venían a la cabeza cada vez que pensaba en su futuro como madre era si sería capaz de escucharle cada noche. ¿Se quedaría dormida mientras su hijo René estaba despierto pidiendo atención? "Se lo dije al pediatra, me miró, sonrió con pena y me dijo: 'tranquila, que sí vas a escucharlo'. Y tenía razón, algo se activa dentro de ti y hace que seas capaz de descansar, aún con un ojo abierto, la oreja puesta o un brazo a 90 grados".
En aquella charla que tuvimos con ella en plena pandemia, a una semana de empezar esta aventura, la artista nos decía que algo tenía claro: "Mi vida iba a cambiar para siempre". Estos cinco meses le han demostrado que no estaba equivocada. "Hubo un segundo en que mi vida cambió para siempre, ese segundo en que empecé a querer a otra persona muchísimo más que a mi propia vida". Ahora comprende de verdad ese famoso 'amor de madre' del que tanto le había hablado la suya.