El reflejo de extrusión en los bebés: ¿cuándo desaparece este instinto primario?

  • Este instinto es básico en los recién nacidos hasta los seis meses, más o menos, cuando comienza a desaparecer

  • El reflejo de extrusión consiste en que el bebé rechaza con la lengua alimentos sólidos que podrían producirles problemas, como la asfixia

Los reflejos son instintos básicos del ser humano que aparecen o desaparecen desde que somos bebés. En edades muy tempranas son muy importantes porque les ayuda a sobrevivir a esos primeros meses de vida. Los bebés tienen un reflejo muy especial, el de extrusión, básico para sus primeros meses de vida y que se cree que se desarrolla en el último tramo de gestación, aunque muchos especialistas no lo ven del todo claro. Y te preguntarás, ¿qué es eso del reflejo de extrusión? Pues es algo así como el empuje de la lengua del bebé que le permite evitar asfixiarse o aspirar alimentos sólidos u objetos.

¿Qué es el reflejo de extrusión?

Como ves, este reflejo es de gran importancia en los bebés recién nacidos y en sus posteriores meses de vida, ya que ellos mismos realizan movimientos con la lengua tratando de empujar aquello que se hayan introducido en la boca, evitando una posible asfixia del pequeño. Ahora bien, igual que el desarrollo de este reflejo es importante, su desaparición también lo es para poder hacer esa transición de la leche materna a otro tipo de alimentos, como los purés o las papillas, y que el pequeño no rechace la cuchara.

Durante los primeros meses de pecho o biberón no habrá problema alguno, pero a partir de los seis meses, más o menos, ya se empiezan a introducir nuevos alimentos de forma diferente, y el rechazo en un inicio puede ser normal, aunque a partir de esa edad el reflejo de extrusión desaparece. Por eso mismo el pensamiento de que la comida no le gusta porque la expulsa en la mayoría de ocasiones no es cierto, es debido a que el reflejo de extrusión sigue ahí y no lo ha perdido todavía.

Esto es algo que indudablemente preocupa a muchas madres que, o bien ven como sus hijos no son capaces de perder este instinto o no saben exactamente lo que es el reflejo de extrusión. Como cada bebé es un mundo, no todos pierden este instinto desde los seis meses, que es cuando ocurre en la mayoría de pequeños. En muchos casos en los que el reflejo sigue activo lo que ocurre es que el organismo del bebé puede no estar del todo preparado para ese cambio de alimentación y por eso sigue rechazando esos alimentos. Es cierto que si el reflejo de extrusión persiste lo ideal es consultar al médico, ya que se pueden producir problemas en la salida de los dientes y que estos no se alineen perfectamente.

La paciencia, clave para no desesperarte

Es cierto que hay algunos indicadores que pueden alertarte de que el bebé está preparado para comenzar el cambio de alimentación, y uno de los más importantes es que se mantenga sentado y sea capaz de sostener su cabeza sin ayuda. Además, cuando se le acerca una cuchara y abre la boca puede ser otro indicador de que está preparado para comenzar a complementar la lactancia con purés o papillas.

Desde luego la paciencia juega un papel fundamental en este proceso, porque a pesar de que sobre los seis meses se pierde este instinto no en todos los niños es igual y la leche sigue siendo su alimento principal, por lo que tampoco hay que intentar ir deprisa para que coma otros alimentos. Es bueno ir probando si es capaz de tomar esos purés con la cuchara, pero también hay que respetar sus ritmos de desarrollo, pues como se comentó es muy probable que su rechazo se deba a que aún no está preparado para tomar alimentos más sólidos.

Luego también está si le gusta o no el sabor de ese nuevo alimento que llega a su vida, pero ese es otro tema. Lo importante es saber que sobre los seis meses este reflejo debería comenzar a desaparecer, pero no pasa nada si lo hace más tarde y se retrasa un poco en comenzar a tomar otro tipo de comidas. En caso de que el tiempo pase y no haya una mínima señal de evolución es cuando ya se debe consultar al pediatra para evitar problemas futuros.