Rotavirus en niños: qué es, cuáles son sus síntomas y cómo prevenirlo

  • El rotavirus es una infección intestinal que provoca fuertes episodios de vómitos y diarreas en niños pequeños

  • La vacuna es importante, pues el principal problema de esta patología es la deshidratación que provoca en los más pequeños, lo que hace que en ocasiones tengan que ser hospitalizados

Desde que se es madre, e incluso durante el embazado, cada una se comienza a informar sobre las enfermedades más comunes en niños pequeños, cómo se pueden evitar y cuál es el calendario de vacunas para prevenir muchas de ellas. Una de las que más llama la atención es el rotavirus, uno de los principales causantes de gastroenteritis y otras infecciones intestinales en niños y lactantes, aunque en menor proporción también puede afectar a los adultos. Es bastante contagioso y resistente, por lo que su prevención con la higiene y la vacuna es muy importante.

El rotavirus, como comentábamos, es muy frecuente en niños pequeños, en especial entre los seis meses y los dos años, según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). Es una patología que tal y como exponen suele aparecer constantemente en los meses más fríos, y más en concreto en países con climas templados. La incubación del virus suele estar entre los dos o tres días, y el pequeño puede transmitirlo desde que aparecen los primeros síntomas hasta que elimina el virus por completo.

Muy fácil de transmitir

La principal causa de la infección es por el contacto vía oral con las heces del infectado, pues es un virus con gran resistencia que puede durar horas en las manos aún lavándolas y durante días en superficies como las sábanas o la ropa del pequeño. Además, como expone la FEAD, hay un pequeño porcentaje de probabilidades de contraerlo por la ingesta de agua o alimentos contaminados por el virus. Saber que el niño está infectado es un factor que se debe tener muy en cuenta para evitar otros contagios, pues las guarderías, los colegios, o los parques pueden ser el epicentro para que otros niños lo contraigan.

La Fundación establece que una vez el rotavirus accede al organismo, llega al intestino delgado e infecta las células que lo componen, lo que hace que disminuyan la vellosidades del intestino. Esto provoca que no pueda absorber correctamente el agua y otros muchos nutrientes, además de que parte del proceso digestivo se ve bloqueado.

Los síntomas

La sintomatología es muy similar a la de cualquier gastroenteritis, con la aparición de vómitos y fiebre en primer lugar. La diarrea aparece más tarde y puede durar, por lo general, entre cuatro y cinco días. Estás suelen ser muy abundantes, por lo que es totalmente necesario mantener al niño hidratado en todo momento. Hay que evaluar la gravedad de los síntomas y su evolución, que depende de cada niño, ya que podría ser necesario el ingreso hospitalario, en especial cuando mantener la hidratación es complicado en los más pequeños.

El diagnóstico a veces puede ser algo complicado por lo generales que son sus síntomas, aunque en ocasiones su gravedad y constancia pueden ser claves para detectar la infección por rotavirus. Con ello, la forma más fiable de confirmar si efectivamente es rotavirus se hace con un análisis de heces del pequeño.

Aún así, la mayoría de niños se recupera favorablemente, aunque hay que saber que se puede volver a contagiar a pesar de haberlo pasado. Sin embargo, gracias al previo fortalecimiento de su sistema inmunitario, los procesos posteriores, si se dan, serán mucho más leves, siendo siempre el primer contagio el más grave.

La vacuna, clave

La vacunación en edades tempranas puede ser eficaz para que el niño no lo pase. La Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda iniciar la vacunación a partir de las seis semanas de vida y antes de las 12, siempre bajo recomendación médica. Desde la AEP reconocen que no hay problema en que coincida con otras vacunas que se les debe administrar a los pequeños, que estará contraindicada en caso de que se produzcan reacciones alérgicas graves.

La importancia de la vacuna también se produce por la inexistencia de un tratamiento específico que combata al rotavirus, siendo la administración de líquidos o sueros el mejor remedio para contrarrestar la fuerte deshidratación que puede sufrir el pequeño. Además, se aconseja que no tenga contacto con otros niños, en concreto si acude a la guardería o el colegio, para evitar la propagación y mantener la higiene.

Existen múltiples enfermedades infantiles, y todas ellas preocupan de la misma forma a las madres, que tienden a evitarlas a toda costa. Por eso mismo, saber detectarlas es importante para un correcto tratamiento y que el niño lo pase los más rápido posible, con la sintomatología más leve. Mucho cuidado con el rotavirus porque es muy contagioso no solo entre niños, sino también en los adultos.