Soraya Arnelas está finalizando su quinto mes de embarazo. La cantante, que quiso ser prudente y esperó un tiempo razonable para dar la noticia, anunciaba emocionada que muy pronto ampliará la familia con una niña a la que llamara Olivia. Tanto ella como su pareja, Miguel Ángel, llevaban una temporada intentándolo y lo han logrado cuatro años después de que su primogénita llegara a sus vidas. “Me encuentro muy bien. Sí que tengo que deciros que este embarazo es completamente diferente al de Manuela”, comentaba ayer a sus seguidores en un directo realizado desde su cuenta de Instagram, donde comparó ambas experiencias.
“El de mi primera hija prácticamente no fue un embarazo, no notaba nada, sí que la notaba a ella en los últimos meses, pero no tenía nauseas ni mareos, ni me dolía la espalda… fue maravilloso. Lo único que recuerdo es que si no desayunaba o si desayunaba solo fruta me daban nauseas, no las tenía de normal, pero sí solo comía fruta me daban”, rememoraba su relación con la comida en el primer trimestre de Manuela para después confrontarlo con la del bebé que viene en camino. “Con Olivia los tres primeros meses lo pasé muy mal. Comí bastante poco porque me daba asco todo”, consideraba Soraya “mágico” que esta sensación tan desagradable desapareciera cuando se cumplen las primeras 13 semanas.
Este no ha sido el único punto en el que ambas hermanas se han distinguido durante la gestación. “Manuela se colocó desde el primer día, estaba en vertical, me acuerdo que llegó un momento que crecía y la barriga me salía de arriba. Las costillas se me clavaban en la barriga y me costaba mucho respirar los últimos meses”, recordaba. En cambio, “Olivia viene tumbada, como si estuviese en una cuna. Tengo que ir al fisio porque se me está abriendo la cadera, cosa que con la primera no, porque venía en vertical”, confesaba que recibía masajes porque se le “carga la zona lumbar”. “Parece una tontería, pero la colocación del niño en la barriga te hace que tu embarazo sea de una manera u otra”, señalaba.
La exconcursante de Operación Triunfo no está dispuesta a plantarse con su segunda hija. “Me gustaría tener tres, la verdad, sobre todo porque me voy a quedar con las ganas de un niño. Parece que solo tengo molde de niña”, bromeaba antes de explicar que desea una familia numerosa al haber sido hija única. “Me encantaría que el próximo fuese niño y le llamaríamos Mauro, un nombre que teníamos pensado y nos gusta mucho”, adelantaba.