También hay tendencias al guardar la mascarilla: fundas monas y baratas vistas en Instagram

  • Es muy importante guardar la mascarilla adecuadamente mientras no la usas para evitar el contagio

Este año el mes de septiembre es, más que nunca, sinónimo de vuelta al cole y vuelta al trabajo. Tras meses extraños en los que el teletrabajo se había instalado en la vida casi con normalidad y las clases presenciales fueron sustituidas por un ordenador, ha llegado el momento de salir del nido con todas las precauciones.

Salir de casa supone llevar una mascarilla que debes guardar con precaución cuando hagas una pausa durante la mañana para tomar un café o, en el caso de los peques, cuando vayan a tomar el desayuno. No vale dejarla en cualquier parte y de cualquier manera, es muy importante guardar la mascarilla adecuadamente y mantenerla a buen recaudo para evitar el contagio, porque colocártela en el codo o tirarla al bolso sin más no son buenas soluciones, lo correcto es guardarla en un lugar adecuado y exclusivo para ella.

La funda para la mascarilla es un accesorio especialmente importante para los más pequeños de la casa, pues evitará que se las vayan intercambiando de manera involuntaria entre compañeros de clase.

Puedes hacerte una funda con cualquier tejido transpirable que tengas por casa, pero también puedes hacerte con una ya hecha de esas tan monas que has visto por Instagram. Hay modelos para todos los gustos: bolsita, caja, cartera, de algodón, impermeable, rígidas, flexibles… Te dejamos algunos modelos para que elijas la que más te guste.

Fundas para colgar

Las fundas para la mascarilla de colgar son cómodas, prácticas y están especialmente indicadas para que tus hijos la lleven al colegio ya que evitarás que se confunda con la de cualquier compañero de clase. Estas de la marca Suit Beibi son de silicona, un tejido facilísimo de limpiar, tienen un asa corta para poder engancharle un cordón y que la lleve colgada al cuello o sujeta a la mochila.

Las de Pura Vida, que se fabrican en Extremadura, son perfectas para guardar enrolladas las mascarillas quirúrgicas. La cara exterior es de PVC y se puede lavar tranquilamente con agua y jabón. El interior es de un tejido acolchado de poliéster y se puede desinfectar con alcohol. Se abre totalmente para la correcta colocación de la mascarilla en su interior y para que sea cómoda la limpieza de ambas caras

Fundas en formato caja

Si te gusta más el formato caja puede hacerte con uno de los diseños personalizados de Imprime tu Mundo 3D que fabrican estas cajitas porta mascarilla en PLA (ácido poliláctico), un termoplástico no derivado del petróleo sino de origen vegetal que es resistente y biodegradable.

Existen muchos estilos de cajas y estuches para guardar la mascarilla, algunas con espacio incluso para varias. No pesa, apenas ocupa espacio, su superficie es lisa y el estuche está completamente sellado para impedir que la mascarilla pueda contagiar otros objetos que lleves en el bolso.

El formato bolsita

Es posiblemente uno de los más adecuado para los más pequeños y se pueden hacer en casa con pocos materiales: un trozo de tela, preferiblemente de algodón, y un sistema de cierre que puede ser un cordón, velcro, un botón o un clip. Si no tienes tiempo o maña para fabricar un saquito, también los encuentras ya hechos e incluso con estampados que van a juego con la mascarilla.

Estilo carpeta

Este sistema repite el esquema de las carpetas. Estas están fabricada en polipropileno y con pestañas interiores y una goma para cerrarla, que permite mantener bien sujeta en su interior la mascarilla. Existen diferentes tamaños, según el tipo de mascarilla.

El sistema del sobre

La opción más barata para guardar la mascarilla es la de utilizar un sobre de papel, aunque no es demasiado seguro ya que el sobre no tiene un cierre hermético, así que la mascarilla se puede caer en el bolso y esto no es en absoluto recomendable.