Desde que se embarcó en el proyecto, Heidi siempre tuvo en mente no restringir a nadie ni por talla ni por edad. De hecho, confiesa que su madre (de 70 años) siempre ha sido uno de sus referentes para diseñar: "¡creo que podría ponerse todo!". Su reto es hacer feliz a su público objetivo con conjuntos low cost. "Hay una crisis enorme, y creo que en parte se debe a los precios desorbitados", reflexiona.
"Creo que la moda debería ser para todo el mundo. Me enfado cuando veo prendas de talla única. ¿Eso qué es?", plantea. Y, aunque para muchos pueda parecerlo, esto no es demagogia. Heidi se arrepiente de haber participado en este círculo vicioso que ahora pretende transformar. "No puedo entender por qué no lo habíamos planteado antes, quizá porque la industria de la moda nunca ha querido afrontar este asunto. Me gustaría haber caído en la cuenta antes de este problema", cuenta.
Para algunos parecerá un chiste, pero, antes de subirse al podio de las supermodelos, Heidi Klum fue enemiga de la báscula. "Nunca pude hacer desfiles (la gente lo sabe y de hecho me ridiculiza por ello) porque era considerada demasiado curvy, relata. La ropa que le proponían, diseñada para mujeres sin formas, no le entraba. Y eso acabó en frustración. "En muchos cástings directamente me decían adiós después de ver mi book", manifiesta.