Tania Llasera, Lena Dunham, Kate Winslet… ¡Todas pedimos una #MujermásReal!

Algo está sucediendo en el universo femenino vip. El canon de belleza estricto y uniforme se está volviendo más real. O, al menos, eso están intentado muchas famosas, que comienzan a alzar la voz en terrenos antes casi tabúes, como la guerra al Photoshop excesivo (Inma Cuesta, Lena Dunham o Michelle Jenner), a la belleza perfecta después de dar a luz (Tania Llasera enseñó su tripa postparto sin pudor) o el menor sueldo que las actrices reciben por el mismo trabajo que sus compañeros chicos. Los cambios grandes comienzan por gestos pequeños. Repasamos los casos uno a uno.

Tania ha protagonizado en sus redes sociales un momento de sinceridad absoluta con sus seguidores. Una foto en la que la presentadora muestra su tripa posparto y que bien podría estar acompañada del hashtag #nofilter. Le acompañan otros: #honestamente #famosareal #sinceridad #realbody #postpartum #belly #curve #orgullodeMadre #motherlyPride #debodeserlaunicafamosacontripapostparto. Ella se pregunta si es la única famosa con tripa posparto. No lo sabemos, pero mostrarla así desde luego no es muy común en el mundo vip. Junto a la foto, una frase honesta: “Hoy hace 7 semanas que después de 28 horas de parto provocado, me hicieron una cesárea y sacaron a lo más bonito del mundo para mí, y os seré honesta, así está mi cuerpo hoy, parece que sigo embarazada".

A Lena Dunham no le gustó la foto de la portada de Tentaciones, la revista de El País, aunque luego resultó que la publicación compró la foto tal cual, ya ‘photoshopeada’. La protagonista de Girls ha colgado una foto en Instagram en la que les ha dado las gracias y ha admitido sentirse honrada por ello, pero ha matizado: "así nunca ha sido mi cuerpo ni lo será". No es la única que ha tenido problemas con el Photoshop: otros casos han sido el de Inma Cuesta o Gigi Hadi.

Kate Winslet se marcó un gran discurso al ganar el Bafta a “mejor actriz de reparto”. La actriz de Titanic se emocionó profundamente y explicó una triste experiencia con una profesora: "Cuando era joven, tenía 14, una profesora de teatro me dijo que me podría ir bien si me conformaba con los papeles de la 'chica gorda'. Entonces siempre pienso, en estos momentos, en todas las jóvenes mujeres que han sido hundidas por un profesor, un amigo, o incluso un padre. No esuchéis nada de eso, porque eso es lo que hice yo seguí avanzando y logré superar mis miedos e inseguridades", dijo.

Inma Cuesta fue otra actriz que denunció el uso que, sin su permiso, se hizo de su imagen. No era su intención, pero su reivindicación de su imagen real se viralizó en redes sociales y encendió sobremanera el debate sobre los retoques fotográficos. "Yo no estoy en contra de los fotógrafos ni de Photoshop, pero hay que usarlo con coherencia y sentido común, no alterando las proporciones del ser humano: no tenía expresión en la cara, era la mitad de mi cadera, la mitad de mi brazo. ¡Era completamente irreal!". Tras una sesión de fotos que se publicó retocada, Inma Cuesta publicó en sus redes sociales la foto original hecha por ella misma durante la sesión: "Verte y no reconocerte", titulaba en el montaje de ambas fotos. "No entiendo la necesidad de retocar mi cuerpo hasta dejarme casi en la mitad de lo que soy, alisar mi piel y alargar mi cuello hasta convertirme casi en una muñeca sin expresión. No es la primera vez que pasa, pero esto sobrepasa los límites de la realidad y me avergüenza", escribió junto a la foto.

La actriz reflexionó en su Instagram sobre la "mujer imperfecta". Venía a decir que nosotras siempre necesitamos más y más 'cuidados' para resultar perfectas en películas, promos o la vida misma, mientras que ellos no sienten esa presión estética tan 'heavy'. "No me esperaba que se hiciera viral como se hizo. Me salió porque llevábamos mucho tiempo de promo y Hugo en dos minutos está siempre listo y vosotros estáis guapos con nada. Nosotras tenemos un nivel de exigencia, también interno, que siempre necesitamos más y muchas nos sentimos con esa imperfección", declaró Jenner. "Cánones de belleza han existido siempre y hace siglos las mujeres se desmayaban por llevar un corsé que no las dejaba ni respirar. ¿Quién tiene la culpa? No lo sé. Naces en esta sociedad y hay que fijarse en lo que se supone que tienes que llegar a ser. Somos seres sociales y queremos encajar y gustar. ¿Quién empieza? Pues no tengo ni idea", sentenció.

También el cuerpo de fisonomía delgada sufre la presión social. Rocío Crusset colgó esta foto con su jersey de rayas en sus redes y acabó recibiendo un alubión de críticas por su delgadez. Después, con una foto de un plato de comida bien abundante aclaró: "Cuidándome, como veis, no paso hambre. Estoy sana, me cuido, hago ejercicio, tengo curvas, estoy delgada y, sobre todo, me como los huevos con patatas 'doblaos".

Como estamos viendo, es en el cuerpo de la mujer donde el sexismo se dispara como un heiser. Y el paso del tiempo no hace más que subrayarlo. Superar los 40 supone un trauma para casi todas las actrices, sobre todo en Hollywood, ya que la mayoría de los papeles disponibles (se calcula que el 70%) son para personajes en torno a los treinta… pero con aspecto de 20. La humorista Amy Schumer, sin duda uno de los nombres del año, se marcó un 'sketch' (viral) con el que no podrás parar de reír a poco sensible que seas, donde Tina Fey y Patricia Arquette celebran, con kilos y kilos de ironía, el último día en el que Julia Louis-Dreyfus podía considerarse "sexualmente atractiva" para la industria. Es decir, "follable" en vez de "madura". ¿Te imaginas a Jhonny Deep, Brad Pitt o Gerald Budler o Jon Hamm en la misma situación?

Su nombre es Meghan Trainor, es de Massachussets, y hasta hace un tiempo era la que estaba detrás de algunas de las canciones más exitosas del pop, siendo la compositora en la sombra. Ahora ella es la estrella gracias a su 'All about the bass', un auténtico homenaje a las mujeres normales, con curvas, como ella. Primero fue Adele, luego llegó Lorde y ahora es el turno de Meghan Trainor, tres mujeres que han demostrado que para alcanzar el número uno en el mundo de la música no hace enseñar delantera, bailar en 'microshorts' o chupar un martillo de metal subidas en una bola de demolición. Ella, de hecho, lo reivindica con frases como "sí, es bastante evidente, no tengo la talla 2, pero puedo moverlo [el trasero] como se supone que debo hacerlo" o "sabes que no seré como una Barbie o una muñeca de silicona, así que si eso es lo que quieres sigue adelante y márchate". Son coreadas por miles de mujeres, cansadas de ser objeto de crítica por sus kilos de más o por no someterse a los canones de la belleza actual.

A sus 35 años, la modelo Marisa Jara, ha vuelto a la pasarela. Tras superar una bulimia que la mantuvo alejada de la moda durante un tiempo, la sevillana ha regresado este mes a desfilar de mano de la firma 'Adela&Vicky', una marca que se centra en bañadores para mujeres reales, se considera 'representante de las modelos curve', tal y como se presenta ella en sus redes y usa con frecuencia y orgullo el hashtag #curvy o #mujeresreales. "El ciclón curve viene con fuera escribía en sus redes sociales. ¡Y tanto! No en vano cada vez nos vienen a la cabeza más modelos de tallas grandes, Ashley Graham ha triunfado en la Fashion Week de Nueva York con su ropa interior de la talla 46: las curvas están de moda y, como ella ha dicho en una entrevista, "la belleza no está reñida con una talla". ¡Nos alegramos mucho, Marisa!

El último alegato ha llegado desde una anónima. Anna Riera, una chica catalana de 18 años, ha puesto en una campaña en Change.org para que Inditex no solo comercialice ropa para las más delgadas: exije a la que venda ropa para mujeres con tallas grandes. "Es muy común que los chicos y chicas que acuden a alguna de las muchas tiendas del grupo no encuentren la talla que buscan por el simple hecho de que no se fabrican. Es una forma de discriminación puesto que están considerando que las tallas grandes no son tallas normales que puedan comprarse en cualquier tienda de ropa. Una talla 46 no es una talla grande, sino una talla real", escribía.