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En agosto de 2022, tras seis años juntos y una hija en común, Elena Tablada y Javier Ungría anunciaban su separación. La diseñadora explicó en aquel momento que el motivo principal de su divorcio había sido que, tanto ella como el padre de su hija pequeña, se convirtieron "en islas individuales" con "escalas de prioridades desiguales". Vivieron "una montaña rusa" en la que entraron en juego "los egos", y que le hizo ver que "lo que pensaba que era ideal dejaba mucho que desear".
En aquel momento, la ex de David Bisbal - padre de su hija Ella - reconoció que no solo había perdido su "ideal" a raíz de la ruptura con Ungría, también su "estabilidad económica", una declaración que ahora cobra más sentido con la publicación de la revista Semana. Fuentes cercanas a la diseñadora han confirmado al medio citado anteriormente que la relación entre ellos terminó "como el rosario de la aurora" y que "no se pueden ni ver". "Ella tiene un juicio pendiente con él. Se verán las caras en los tribunales próximamente", adelantan.
A diferencia de lo que ocurrió con su separación de David Bisbal, que se vieron las caras en los juzgados por los derechos que el artista quería proteger de su hija Ella, en esta ocasión no es el bienestar de su hija Camila el motivo de su disputa. Según el medio citado anteriormente, se trata de una cuestión económica. Al parecer, "han tenido muchas diferencias por cuestiones financieras" y ella "va a pedir todo el dinero que pueda" para no perder su calidad de vida.
Una persona cercana a la diseñadora ha explicado que Elena Tablada firmó un acuerdo al separarse de David Bisbal por el que el artista "reduciría parte del dinero que la pasaba" cuando ella se volviese a casar. La diseñadora y Javier Ungría se casaron en 2018 y, tras su separación en 2022, "ella le va a reclamar la cantidad que considera necesaria para estar a la altura de la calidad de vida que ha disfrutado".
El círculo cercano a la diseñadora explica que ella lo ha pasado "muy mal" en su relación. Antes de casarse, él era "el hombre ideal" y se "deshacía en atenciones con ella", algo que, supuestamente, "cambió de manera radical después de la boda". Tablada habría estado viviendo "una montaña rusa de inestabilidad, noches sin dormir y preocupación", algo que sí ha dejado caer en las declaraciones que ha dado sobre la ruptura de su matrimonio. Del amor pasó a la "decepción", y ahora lo único que quiere es "ajustar cuentas lo antes posible".
Años después de su separación, la diseñadora y el artista se vieron las caras en los juzgados por el bienestar de su hija Ella. Que Elena Tablada publicase en redes sociales imágenes del rostro de la menor, no gustó nada a David Bisbal, que decidió emprender medidas legales para proteger los derechos de su hija mayor. Tras "varios años luchando", un juez dictaminó "las medidas de protección para salvaguardar la intimidad de Ella", tal y como el propio artista contó a través de un comunicado que quiso hacer público. "La que ha ganado claramente es mi hija, que se merece ser una niña", dijo en aquel momento.
Desde ese momento, ni Elena Tablada ni David Bisbal pueden publicar imágenes en las que se vea el rostro de su hija, así como tampoco asociarla a ninguna marca, ni ser partícipe de contratos con terceros ni exponerla públicamente a los medios de comunicación. A pesar de que la relación entre los padres de Ella ha sido muy tensa durante los últimos años, últimamente estaban más cercanos que nunca. La propia Tablada explicó que, tras su separación de Ungría, Bisbal había "demostrado mucha empatía" y ella le estaba "muy agradecida".