Concha Velasco cumple 83 años en la residencia: su entorno no oculta que su estado de salud es frágil

Concha Velasco cumplió este martes 83 años. La dama de la interpretación lo hizo en Orpea Punta Galea, la residencia de mayores de la capital en la que ingresó a principios de año, donde permanece tras haber sufrido algún que otro contratiempo de salud. La de Valladolid lo celebró junto a familiares y amigos que no dudaron en trasladarse hasta allí para estar junto a ella esta fecha marcada a rojo en el calendario.

Entre quienes fueron a felicitar en persona a la intérprete estuvieron sus hijos, Paco y Manuel, e íntimos como José Sacristán, que atendía amablemente a la prensa que se encontraba a las puertas de la clínica. “Está flojita, delicada, pachuchilla, pero como siempre la chica ye-ye, eso no hay quien pueda con ella”, aseguraba que su compañera aún “tiene una lucidez bárbara y sigue recordando”.

También charlaba con los compañeros de Europa Press e informaba de cómo había visto a Concha, Cayetana Guillén Cuervo, que recordaba emocionada que Fernando Guillén hubiese cumplido años el mismo día: “Mi padre y ella siempre se llamaban en el día de su cumpleaños, y desde que falta mi padre pues siempre la llamo yo y me ocupo yo de eso que hacía mi padre. Está contenta porque están amigos viniendo a verla, y está muy guapa y bueno. Ella está bien, con una sonrisa y hablando bien de todo el mundo”.

De su estancia allí trascienden pocos detalles, pero recientemente salía a la luz que la célebre artista tuvo un susto de salud que alarmó a su entorno. “Ahora se encuentra mucho mejor porque reaccionaron a tiempo y pudieron coordinar con sus médicos del hospital Puerta de Hierro todo lo relacionado con sus dolencias”, adelantaba Saúl Ortiz en ‘20 Minutos’. Afortunadamente, habría quedado todo en un susto, pero la preocupación sigue extendida entre la opinión pública, especialmente si se recuerdan los motivos por los que sus hijos decidieron ingresar a la actriz en una residencia.

Manuel explicó en la revista ¡Hola! que el estado de salud de su madre había llegado a un punto en el que requiere la máxima atención, unos cuidados que ni él ni su hermano le pueden ofrecer. “Nosotros no somos profesionales y para nosotros estaba siendo muy complicado. Ella necesita ayuda las 24 horas del día y no queríamos que estuviese sola”, se justificaba su hijo, que está tranquilo porque sabe que se encuentra “en las mejores manos posibles”.