El boom de los clubes de lectura abiertos por famosas y su importante impacto: "Beneficia al ecosistema editorial"
Oprah fue la pionera en los 90, pero ahora actrices y cantantes —de Reese Witherspoon a Dua Lipa— recomiendan libros y quedan con sus fans para hablar de lecturas
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Fue en 1996, cuando nadie se imaginaba todavía que iba a existir Instagram y que las celebridades nos recomendarían cosas vía reels y stories. Entonces, Oprah Winfrey lanzó su club de lectura. Lo hizo en su programa de televisión (que se veía en Estados Unidos), pero sus efectos fueron más allá. Winfrey afianzó best-sellers, hizo populares a diferentes autores (solo Jonathan Frazen —un escritor, por otra parte, con cierta fama de picajoso— se negó a participar) y se convirtió en una referencia. En otros países se fueron abriendo clubs de lectura asociados a programas populares. Había nacido el concepto.
Pasaron las décadas y cambió el medio de referencia (de la tele nos hemos ido a las redes sociales), pero no lo hizo el fondo. Las famosas siguen abriendo clubs de lectura y, de hecho, parece que cada vez más celebridades hablan de lo que leen, comparten sus libros de cabecera y emplazan a su público fan a una lectura compartida. En los últimos años, casi se podría decir que lo raro es que no se sumen al carro de las lecturas recomendadas.
De Reese Witherspoon a las fotos de Rosalía
Reese Witherspoon fue la abanderada de esta nueva oleada de famosas lectoras y abrió su club de lectura en 2017. Witherspoon habla de lo que lee en redes sociales y los participantes en el club se reúnen de forma virtual para hablar del libro del mes. El club de lectura es parte del emporio de la actriz (la empresa Hello Sunshine, que vendió hace un par de años por una cantidad que oscila, según los medios estadounidenses, entre los 900 y los 1.000 millones de dólares) y las lecturas compartidas un test del tirón que tienen las historias. De ellas, ha salido material que luego adapta en series y películas.
Pero Witherspoon no está sola. Desde entonces y hasta ahora (y posiblemente con un empujón durante la pandemia, cuando mucha gente redescubrió el amor por la lectura), más y más famosas han ido abriendo sus clubs de lectura o compartiendo sus recomendaciones literarias en sus perfiles sociales. Las actrices Dakota Johnson, Emma Roberts, Emma Watson o la cantante Dua Lipa tienen clubs de lectura. Otras famosas, como Kendall Jenner, han ido apareciendo en sus fotos en social media con libros.
En España, está el fenómeno de las lecturas de Rosalía. Primero, logró convertir en un best-seller un oscuro libro del siglo XIII porque era fuente de inspiración para ‘El mar querer’. Luego, aumentó las dioptrías de los entusiastas de la lectura que intentaban desentrañar qué libro de Anagrama era el que aparecía en el fondo de una de sus fotos. Desde entonces se presta atención a cualquier canto de libro que pueda colarse en sus imágenes en social media.
Todavía no han empezado a aparecer en masa los clubs de lectura de las celebridades (aunque el director Javier Ambrossi ha abierto ya uno vía podcast), pero el fenómeno es global. “La tendencia ya ha empezado a consolidarse, aunque lo haya hecho de forma menos notoria que en el mercado anglosajón”, confirma Mariana Eguaras, consultora editorial. Son mercados “muy distintos”. “En España todavía se percibe cierta distancia entre el mundo editorial y el mundo del espectáculo, como si el primero no pudiera beneficiarse del segundo sin sacrificar cierta pose intelectual”, apunta, aunque señala que esta frontera “comienza a desdibujarse”. Cada vez más famosos publican libros o hablan de lo que leen.
Pero ¿por qué querrían las celebridades crear su club de lectura?
Imagen pública y otros beneficios de la lectura
La pregunta ha ido paralela al boom de estos clubs. Ya en 2024 se la hacían en ‘The Cut’ al hilo de la aparición del entonces último club, el de la actriz Dakota Johnson. Entonces concluían que la lectura les ayudaba a dar “capas de profundidad a sus personajes públicos” y les posibilitaba hacer ajustes en sus carreras. Lo comparaban con el momento en el que una estrella Disney decidía interpretar al asesino de una serie policíaca. Te reinventas para el gran público mostrando qué lees.
“Es obvio que si lo hacen es porque les es rentable en su proyección, en sus seguidores o por beneficios económicos. Les sale a cuenta”, reflexiona Francisco Núñez, profesor de los Estudios de Artes y Humanidades y director del máster de Arte, literatura y cultura contemporáneas de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). A Eguaras no le sorprende que las celebridades se quieran vincular a los libros. “La lectura conserva un aura muy poderosa: remite a lo reflexivo, a lo profundo, a lo culto. Incluso quienes no son lectores asiduos asocian el libro con la inteligencia y el prestigio”, indica. Seguramente habrá quien se haya reencontrado con la lectura y lo cuente, apunta, pero en muchos casos será “una elección estratégica”.
El libro dota de una cierta legitimidad y, no menos interesante, funciona muy bien en un entorno visual como son las redes sociales. Al fin y al cabo, los clubs de lectura y las famosas que recomiendan libros ya no lo hacen como Oprah en el prime time de la tele, sino que usan para ello sus perfiles en redes sociales. Los libros protagonizan fotos, vídeos y directos. Esto entronca, en paralelo, con otra cuestión al alza en el mundo del libro, el como las redes sociales se han convertido en prescriptoras de lectura vía el boom de los booktokers y los bookstragrammers. Los libros son muy visuales, fotogénicos incluso.
Volviendo a las celebridades, sus lecturas tienen también un valor económico. Además de permitirles reinventarse o posicionarse de un modo diferente, los libros son una potencial fuente de ingresos. Es lo que pasa con Reese Witherspoon, Hello Sunshine y las adaptaciones de libros de moda que antes han testeado con quienes leen en su club de lectura.
Más ventas para editoriales y autores
Claro que eso es también un elemento de ida y vuelta, porque ser una de lecturas elegidas por una de estas famosas impacta en las cifras de ventas y en el interés que generan sus libros. Muchos best-sellers de los últimos años empezaron como la recomendación de una famosa. Incluso, verlos de filón en una foto puede tirar al alza las ventas, como ha ocurrido con algunos de los títulos que se colaron en las fotos de Rosalía.
“La visibilidad es un factor determinante en el éxito de cualquier libro”, recuerda Eguaras. Por eso, todo lo que ayude a hacerlo más visible logra impactar de forma positiva en las ventas. “Si quien recomienda el libro es una celebridad con miles de seguidores, ese impacto se multiplica”, sintetiza. De hecho, ahí es también donde se entiende el boom de los famosos que escriben libros y no solo el que los recomienden. “Todo ello beneficia al ecosistema editorial, desde los grandes grupos hasta los proyectos independientes. La industria del libro ya no puede pensarse solo en términos de papel y distribución tradicional”, apunta la experta.
Los compramos porque los vemos, pero también por lo que nos dicen de ellos. Como apunta Núñez, que habla a nivel general e incluye también a las recomendaciones de los booktokers en sus conclusiones, ahora mismo el criterio para decidir qué nos interesa “son las emociones”. “El argumento emocional es muy potente, inapelable”, señala. Un “este libro me encantó” nos despierta el interés.
Eso sí, no todo va a funcionar siempre. Como explica Núñez, en el momento en el que se intercambia dinero por una recomendación pasa a ser “mercado”, pero también los seguidores no aceptarán todo y en todo momento (especialmente si la recomendación no encaja con lo esperado). “No todos los libros que recomienden van a ser éxito”, indica.