La prohibición que Pablo López y Laura Rubio han impuesto a sus invitados en su segunda boda en Cádiz

Pablo López y Laura Rubio celebrarán el 20 de septiembre su segunda boda en Cádiz en la finca La Casería de Tomillos, donde han impuesto a sus invitados una prohibición muy importante para proteger su intimidad
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Pablo López y Laura Rubio ya son marido y mujer desde que el pasado 19 de julio se dieran el "sí, quiero" en la Basílica de Jesús de Medinaceli, en Madrid, en una ceremonia íntima a la que solo asistieron familiares cercanos y algunos amigos. Ahora, apenas dos meses después, la pareja ultima los preparativos de su segunda boda, esta vez en Cádiz, rodeados de un mayor número de invitados y con una celebración que promete ser inolvidable.
La cita será el 20 de septiembre en la finca La Casería de Tomillos, un enclave histórico del siglo XVI situado en Alcalá del Valle, rodeado de naturaleza y con capacidad para acoger a todos los familiares y amigos que no pudieron asistir a la primera boda. Sin embargo, la pareja ha querido imponer una prohibición muy clara a sus invitados para proteger la intimidad del evento.

Una boda en Cádiz por todo lo alto
La finca elegida, La Casería de Tomillos, se caracteriza por su estilo rústico e histórico, y su entorno privilegiado. Con jardines, patios interiores y una capilla propia, el lugar se convertirá en el escenario perfecto para esta segunda celebración de Pablo López y Laura Rubio. Además, se encuentra a apenas 20 minutos en coche de Fuengirola, la localidad natal del artista.
La ceremonia civil reunirá a muchos más invitados que la primera boda celebrada en Madrid. Si aquella fue discreta y reservada, esta segunda cita promete tener un carácter más festivo, con amigos, familiares y posiblemente algunas caras conocidas del panorama musical y televisivo. Aunque la lista de invitados no se ha hecho pública, Pablo López mantiene una estrecha relación con compañeros como Antonio Orozco, Malú, Raphael, Sebastián Yatra o Eva González, entre otros.
El enlace contará con todos los detalles propios de una gran boda: un cóctel de bienvenida en los jardines, banquete al aire libre y una decoración cuidada hasta el último detalle. La pareja ha visitado en varias ocasiones la localidad gaditana para supervisar los preparativos, un gesto que refleja el interés del cantante por cuidar cada aspecto de su gran día.

La prohibición de los novios a sus invitados
Si hay algo que caracteriza a Pablo López es su discreción. A lo largo de los ocho años de relación con Laura Rubio desde que se conocieron en 2017, el artista ha mantenido su vida privada al margen del foco mediático. En su primera boda, celebrada en Madrid, no pudo evitar que trascendiera alguna fotografía, lo que parece haber sido determinante para tomar una decisión drástica en la segunda. Pablo y Laura han solicitado expresamente a sus invitados que entreguen sus teléfonos móviles antes de acceder al recinto, según publicaba 'El Español' en exclusiva.

El objetivo de esta medida es doble: garantizar que los asistentes disfruten plenamente de la celebración sin distracciones y, al mismo tiempo, evitar cualquier filtración de imágenes o vídeos a la prensa y redes sociales. De esta forma, parace que solo la pareja decidirá qué fotografías o momentos se harán públicos, manteniendo así el control sobre un día tan especial. Esta decisión también busca preservar la exclusividad del evento, ya que Pablo López es consciente del interés mediático que despierta tanto su boda como su vida personal. Con esta medida, esperan que la celebración transcurra en un ambiente íntimo, alejado de las cámaras, de los focos y del escrutinio público.
De esta manera, el malagueño ha demostrado en numerosas ocasiones que prefiere centrarse en su música y mantener un perfil bajo en lo que respecta a su vida privada. Ni en entrevistas ni en sus redes sociales se ha referido directamente a su enlace, reafirmando así su deseo de mantener su historia de amor con Laura en un ámbito estrictamente personal.