Relaciones

Fernando Ramírez de Haro y Valdés, marido de Esperanza Aguirre: de su título nobiliario a la polémica con su familia

Esperanza Aguirre y Fernando Ramírez de Haro y Valdés, en una imagen de archivo
Esperanza Aguirre y Fernando Ramírez de Haro y Valdés, en una imagen de archivoEuropa Press
Compartir

Un nuevo caso judicial salpica a políticos españoles. En esta caso, ha sido el turno de Esperanza Aguirre, presidenta del partido popular de la Comunidad de Madrid durante el mandato de Rajoy, que a pesar de no ser la protagonista directa del caso, está implicada conyugalmente. Un juzgado ha condenado a su marido Fernando Ramírez de Haro y Valdés a pagar más de 800.000 euros por la venta de un cuadro de Goya de su familia. Una nueva polémica que sacude al esposo de la expolítica y que le vuelve a traer al foco mediático. No obstante, dejando a un lado su vida pública, descubrimos el lado más íntimo y personal del aristócrata: que comparte su vida con la expresidenta del Senado, con la que tiene dos hijos y seis nietos.

Esperanza Aguirre y Fernando Ramírez de Haro y Valdés, en una imagen de archivo
PUEDE INTERESARTE

Ramírez de Haro y Valdés: de recuperar su título nobiliario a ser padre de dos hijos

El próximo 17 de diciembre Fernando cumplirá 76 años. Sus orígenes se remontan a una larga lista de nobles, desde el 1642. El marido de Esperanza Aguirre es hijo de Ignacio Ramírez de Haro y Pérez de Guzmán, conde de Bornos, Grande de España, y de Beatriz Valdés y Ozores, marquesa de Casa Valdés. Fue en 1975, cuando recibió el condado de Murillo, propiedad de su padre. Sin embargo, treinta años más tarde, después de la aprobación de la ley de igualdad en la sucesión de títulos nobiliarios, perdió el suyo de conde de Bornos a favor de su hermana mayor Beatriz. No obstante, volvió a recuperar su rango aristocrático tras la muerte de su progenitor en 2010, cuando su familia decidió mantener el orden sucesorio tradicional. Desde entonces, tanto él como su mujer, son condes de Bornos.

Esperanza y Fernando se casaron el 1 de septiembre de 1974 en Madrid. Actualmente, residen en un palacete en el barrio madrileño de Malasaña, son padres de dos hijos: Fernando, marqués de Villanueva de Duero, y Álvaro, conde de Villariezo. Ambos están casados, el primogénito casado con Carolina de Oriol y Miranda, nieta de Antonio María de Oriol y Urquijo, ministro de Justicia durante la dictadura franquista, y tienen tres hijos. Por su parte, el hermano pequeño también tiene el mismo número de descendientes junto a su esposa Astrid Thams y Labayen.

PUEDE INTERESARTE
Fernando Ramírez de Haro y Valdés, en una imagen de archivo

La venta de un cuadro familiar: el nuevo escándalo que protagoniza el marido Esperanza Aguirre

En las últimas horas, su nombre ha reaparecido en los medios de comunicación por el enfrentamiento con su hermano, Íñigo Ramírez de Haro, al que tendrá que pagar 853.732,83 euros por haber vendido un 'Goya' de Valentín Belvís de Moncada Pizarro, miembro de su familia, que formaba parte de la herencia indivisa de su padre. Un acción de 2012, que según 'El País', Fernando gestionó para evitar su ruina económica, pero acordó con sus hermanos que les daría su parte correspondiente del dinero cuando su situación mejorase. Un pago que nunca llegó a realizarse, después de conseguir vender la obra de arte a Juan Miguel Villar Mir por un precio total de 5.800.000 euros en una subasta privada.

Esperanza Aguirre y Fernando Ramírez de Haro y Valdés, en una imagen de archivo

El polémico cierre de un colegio histórico sacude a Fernando Ramírez de Haro y Valdés

El aristócrata es economista y durante toda su vida, se ha dedicado a gestionar el patrimonio agropecuario de su familia. Además, fue el presidente del exclusivo Real Club Puerta de Hierro de Madrid, pero siempre se mantuvo en un segundo plano durante los años de vida política de su esposa. Sin embargo, en 2023, su cara empezó a circular en carteles por las calles de Malasaña, después de ser acusado de ser el máximo responsable del cierre del Colegio Sagrada Concepción de Madrid, tras 372 años impartiendo clases, por el déficit económico que producía el mantenimiento del edificio del siglo XVIII y porque la estructura del mismo no tenía las condiciones de seguridad necesarias. Un escándalo que intentó solucionar para con los alumnos y profesores del centro, pero que terminó con la venta del edificio y se construyó un hotel.