La familia del actor Héctor Alterio: de su mujer, con la que vivió el exilio, a sus dos hijos actores, Ernesto y Malena
Héctor Alterio ha fallecido este 13 de diciembre a los 96 años. El actor había formado una familia con dos hijos, Ernesto y Malena, junto a su mujer Angela Bacaicoa
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El actor Héctor Alterio ha fallecido este 13 de diciembre en Madrid a los 96 años, según ha confirmado la productora Pentación Espectáculos, responsable de su último trabajo teatral. Su muerte pone fin a una trayectoria desarrollada entre Argentina y España, marcada por el exilio forzado en los años setenta y por una actividad profesional constante hasta edades avanzadas. Junto a su carrera, Alterio construyó una vida familiar estrechamente ligada al teatro y al cine, con una esposa y dos hijos que compartieron con él el desarraigo, la adaptación a un nuevo país y una vocación artística que atravesó generaciones.
Nacido en Buenos Aires en 1929, Alterio inició su carrera como actor a finales de los años cuarenta. Tras formarse en Arte Dramático, participó en proyectos teatrales vinculados a la renovación escénica argentina y, más tarde, consolidó su presencia en el cine de su país. En 1974, durante un viaje profesional a España, recibió amenazas de muerte de la Triple A, lo que le llevó a no regresar a Argentina. Al año siguiente se instaló definitivamente en Madrid junto a su mujer y sus dos hijos pequeños. Desde entonces, desarrolló una carrera continuada en España sin romper el vínculo profesional con Argentina, participando en producciones reconocidas a ambos lados del Atlántico. En 2004 recibió el Goya de Honor, entregado por sus hijos, y en los últimos años siguió vinculado al teatro hasta poco antes de su fallecimiento.
Su mujer: compañera, directora y sostén familiar
La esposa de Héctor Alterio, Angela Bacaicoa, fue una figura central tanto en su vida personal como en su etapa profesional más reciente. Psicóloga de formación y vinculada también al ámbito cultural, tuvo un papel activo en algunos de los proyectos teatrales del actor, llegando a dirigirle en escena. La relación entre ambos se construyó desde el trabajo compartido y desde el acompañamiento cotidiano, especialmente durante los años de exilio y adaptación en España.
Alterio explicó en distintas entrevistas que trabajar con ella le proporcionaba una referencia constante y una estructura clara dentro del proceso creativo. También señaló que, pese a su formación como psicóloga, nunca mantuvieron una relación terapéutica formal, diferenciando los espacios profesionales de los personales: “Nunca sentí la necesidad de psicoanalizarme. Otra cosa es que lo haya hecho sin que yo me diera cuenta”. En declaraciones, el actor llegó a señalar que su mujer estaba presente “en las noches más oscuras y tristes, ella está ahí”, subrayando su papel fuera del escenario.
Durante el exilio, fue también una de las personas que asumió la estabilidad familiar mientras Alterio retomaba su carrera en un nuevo país. Su implicación política y social fue mayor que la del actor, según han contado sus hijos, y dentro del ámbito familiar era quien se expresaba con más claridad sobre determinados asuntos públicos. En declaraciones a ABC, Ernesto hablaba de las pasiones de su madre: "Mamá tocaba el piano, era profesora y fundó un taller pionero donde los niños pasábamos por la música, la pintura y el teatro".
Sus dos hijos actores: Ernesto y Malena Alterio
Ernesto y Malena Alterio llegaron a España siendo niños, con tres años y ocho meses respectivamente. Ambos crecieron en Madrid y desarrollaron allí su formación, aunque mantuvieron siempre la referencia de Argentina como lugar de origen familiar. Los dos acabaron dedicándose a la interpretación, si bien han explicado que su decisión no fue automática ni impuesta por la figura de su padre.
En una conversación publicada por ABC, Ernesto recordaba que su memoria de Argentina es fragmentaria y que el primer impacto al llegar a España fue lingüístico y cotidiano. Malena, por su parte, reflexionaba sobre lo que supuso para sus padres iniciar una nueva vida con dos hijos pequeños, señalando que “salieron adelante por razones que no eligieron”. Ambos coincidían en que su padre no fue militante político, sino que “su compromiso estaba en el trabajo”, una frase que resume cómo vivieron el exilio dentro del ámbito familiar.
Sobre la relación con su padre, Ernesto y Malena han hablado de una convivencia marcada por ausencias laborales y por una autoridad clara en casa. En ese mismo diálogo con ABC, Malena afirmaba que cuando su padre se enfadaba “aparecía el acento argentino”, mientras Ernesto recordaba episodios domésticos que formaron parte del relato familiar. También reconocían haber heredado de él una forma reservada de hablar de los afectos, basada en el cuidado del lenguaje y la distancia pública.
Ambos han construido carreras independientes, con trabajos en cine, teatro y televisión. Ernesto ha sido nominado en varias ocasiones a los premios Goya y Malena ha desarrollado una trayectoria sostenida en series y escenarios. Los dos han señalado en distintas ocasiones que llevar el apellido Alterio fue, al inicio, una carga que generaba pudor, especialmente en audiciones y entornos profesionales. Con el tiempo, esa relación con el apellido se transformó en un vínculo asumido con naturalidad.