Pastora Vega y Juan Ribó comprando la cama conyugal más barata

divinity.es 08/11/2010 18:28

Los enamorados hacen cosas ridículas. Protagonizan escenas que es mejor obviar. Da igual que tengan 12, 17, 30 o 50 años, cuando uno se enamora es capaz de, por ejemplo, olvidarse de que es más o menos conocido e ir probando las camas (como un chaval de 15 años) en un centro comercial de muebles suecos. Este comentario no lo hago así como así, viene a cuento porque 'Qué me dices!' esta semana saca unas fotos en las que Juan Ribó y Pastora Vega están en esa tienda tan barata que ha conseguido desunir tantas parejas (montar uno de sus muebles puede ser motivo de divorcio) buscando una cama para emprender su vida en común pero ya en común común. La elección de la cama cuando dos se van a vivir juntos es más importante de lo que parece y uno hace todo tipo de chorradas cuando está eligiéndola pero, claro, si el momento se descontexualiza y alguien nos hace una foto en ese instante parecemos medio bobos, que es lo que ocurre en este reportaje.

Pero analicemos la cuestión punto por punto.

En primer lugar, más que los cazados, casi me preocupan los cazadores. La calidad de la foto es tirando a mala. Parece que está hecha con un móvil o similar. Es decir, que deducimos que esas instantáneas están tomadas por algún ser anónimo, no por un paparazzo, que estaba también comprando un colchón y que pensó que esa era la suya. Ignoramos cuánto se habrá pagado por eso, pero lo cierto es que hay que tener mala idea para sacar la cámara amateur o el móvil y hacer la foto. Ya nadie está a salvo, con las nuevas tecnologías cualquiera es susceptible de ser paparazzi.

El segundo asunto es la tienda. Con todos mis respetos por el mobiliario y el diseño sueco y también por la Familia Real de ese país, que está pasando un mal momento, hombre, no es el colmo del glamour. Si Ribó hubiera hecho lo mismo tumbándose en una cama de alguna tienda de diseño o incluso de un gran almacén que tiene dos palabras y una de ellas es inglés, pues hubiera quedado mejor. Pero eso de ir a la superficie más barata de la ciudad no es propio de una estrella y me temo que más que lo de que les hayan pillado haciendo el tonto, comiendo un trozo de no se qué pero en un gesto poco favorecedor o besándose apasionadamente al lado del colchón ukeptk o cómo se llame. Lo que peor les habrá sentado es que se sepa que estaban redecorando su vida allí.

En el texto, regular buena idea, comentan que han suspendido la gira de la obra que estaban haciendo y apuntan que, como no tienen trabajo, mejor comprar en un sitio de muebles baratos. Pero lo que es más sutil de todo es el remate en el que destacan lo que cada uno valora del otro. Dice que Pastora destaca de Ribó “su generosidad” ejem.