Seguro que ya has visto el revuelo en TikTok y en Instagram con la base de maquillaje Pure Finish Foundation de Cien (sí, la del Lidl). De repente, todo el mundo está hablando de ella. Algunas comparaciones la sitúan al nivel de la icónica All Hours Foundation de Yves Saint Laurent. Y no solo porque el bote sea sospechosamente parecido (ambos son de cristal, con tapón negro y ese estilo elegante que dan los envases minimalistas), sino porque hay quien asegura que el acabado en la piel es prácticamente idéntico.
Pero claro, aquí viene el dato que ha hecho que medio Internet se revolucione: la base de Lidl cuesta menos de 5 €, mientras que la de YSL ronda los 64 €. ¿Lidl ha logrado hacer magia en el laboratorio? ¿Podría ser este el clonazo que hará la compra en perfumerías de lujo acabase haciéndolo en uno de los supermercados más económicos?
Para salir de dudas, toca hacer lo que más nos gusta a las frikis del skincare y el maquillaje: mirar el INCI. Esa lista, generalmente pequeña y en letra diminuta, que esconde toda la verdad sobre lo que le estamos poniendo a la piel. Vamos a cotillearla a fondo para ver en qué se parecen, en qué se diferencian y, sobre todo, si de verdad merece la pena gastarse más de 60 €.
La base de YSL es un cóctel de tecnología cosmética en toda regla. En sus ingredientes encontramos siliconas que alisan y suavizan la piel, fórmulas diseñadas para resistir todo el día sin moverse, y partículas como la perlita y la fluorflogopita sintética (sí, eso existe) que crean ese efecto “soft focus” que borra poros y difumina imperfecciones como si llevaras un filtro puesto. Además, está pensada para aguantar hasta 24 horas, resistir al sudor y al roce. Vamos, maquillaje de alto nivel.
La base de Lidl, en cambio, juega en otra liga. La suya es una fórmula más sencilla, pero no por eso mala. Contiene glicerina, manteca de karité, aceites emolientes y ácido hialurónico, ingredientes que aportan hidratación y una textura cremosa. No nos va a durar tanto como la de YSL, pero sí da un acabado natural y cómodo para el día a día. Es la base que te pones con los dedos en dos minutos y te da buena cara sin tener que estar modulando. Básica, pero tiene lo que tiene que tener.
En este punto, ambas están muy bien. Comparten ingredientes hidratantes como el ácido hialurónico o la glicerina, y eso se nota en la sensación sobre la piel. Pero YSL va más allá: añade antioxidantes como la vitamina E, extractos de flores (jazmín, limón), ingredientes con beneficios antiedad y hasta protección solar. Una fórmula con vocación de tratamiento, que no solo maquilla, también cuida.
Cien, por su parte, va al grano: ni fragancias, ni filtros solares, ni extractos florales. Su fuerza está en lo simple. Y, ojo, eso no es necesariamente malo: para pieles sensibles o con tendencia a reaccionar, menos a veces es más.
El parecido físico entre los botes es innegable. Si los colocas juntos, solo el logo del icónico “YSL” marca la diferencia más evidente. La jugada estética de Lidl es redonda: da la sensación de estar usando algo elegante, sin dejarte medio sueldo. ¿Pero son lo mismo? La verdad: no. Se parecen en el envase y quizás en la primera impresión al aplicarlas, pero cuando analizas la fórmula, YSL juega en otra liga. Tiene más ciencia, más ingredientes eficaces, y eso (nos guste o no) justifica el precio.
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