¿Puedo combinar ácido hialurónico y centella asiática?

Ácido hialurónico y centella asiática son ingredientes que prometen convertirse en dos de los favoritos para tu piel
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Cada vez somos más conscientes de lo que aplicamos sobre nuestra piel. Leemos etiquetas, buscamos ingredientes activos con beneficios reales y nos preguntamos si nuestras combinaciones cosméticas son acertadas. En medio de este despertar del ‘cuidado consciente’, hay dos nombres que se repiten una y otra vez entre los favoritos del skincare: el ácido hialurónico y la centella asiática. Ambos prometen una piel más saludable, hidratada y luminosa. Ambos tienen aval científico. Pero, cuando se trata de usarlos juntos, ¿es realmente una buena idea?
Si has sentido tu piel apagada, tirante o más sensible de lo normal, probablemente has recurrido a alguno de estos dos ingredientes sin saber que, combinados, pueden lograr aún más. Por un lado, el ácido hialurónico es el rey de la hidratación profunda, una molécula capaz de retener hasta mil veces su peso en agua, dejando la piel suave y con ese efecto ‘glow’ que tanto nos gusta. Por el otro, la centella asiática es la gran sanadora del mundo vegetal: calma, repara y fortalece la barrera cutánea como pocos ingredientes lo hacen.
El interés por esta combinación no es casualidad. En un mundo donde nuestra piel está expuesta al estrés, la contaminación, los cambios de clima e incluso a ingredientes agresivos de algunos tratamientos, el equilibrio entre hidratar y reparar se vuelve clave. Y es justo ahí donde este combo entra en juego.
¿La mejor parte? Estos dos ingredientes no solo se llevan bien, sino que trabajan en sinergia para ofrecerte una piel más fuerte, nutrida y visiblemente más saludable. Si te preguntas cómo usarlos, cuándo aplicarlos o qué tipo de piel se beneficia más, sigue leyendo.

Dos héroes con misiones diferentes (pero complementarias)
El ácido hialurónico y la centella asiática no podrían ser más distintos en su naturaleza, pero es precisamente esa diferencia lo que los hace formar un dúo perfecto para la piel.
Por un lado, el ácido hialurónico es una molécula que se encuentra de forma natural en nuestro cuerpo, especialmente en la piel, donde actúa como una esponja capaz de retener grandes cantidades de agua. Su función principal es hidratar en profundidad, mejorar la elasticidad cutánea y rellenar pequeñas líneas de expresión. Es un ingrediente clave para mantener una piel jugosa, suave y luminosa.
La centella asiática, en cambio, es un extracto vegetal con propiedades regeneradoras, calmantes y cicatrizantes. Ayuda además a estimular la producción de colágeno, acelerar la reparación de los tejidos y reforzar la barrera cutánea. Por otro lado, calma las rojeces, desinflama y suaviza irritaciones, lo que la hace ideal para pieles sensibles, reactivas o con acné.

¿Se pueden usar juntos?
Sí, absolutamente. No solo se pueden usar juntos, sino que al hacerlo se complementan de manera armoniosa para ofrecer una rutina más efectiva, especialmente en pieles que necesitan hidratación y reparación al mismo tiempo. Mientras el ácido hialurónico aporta agua y volumen a la piel, la centella asiática se encarga de mantener esa hidratación al fortalecer la barrera protectora y calmar cualquier señal de irritación.
Esta combinación es ideal en momentos en los que la piel está más vulnerable: después de la exposición solar, en temporadas de frío o viento, tras tratamientos estéticos o simplemente cuando sientes la piel apagada y deshidratada.
¿Cómo combinarlos correctamente?
Lo más recomendable es aplicar primero el producto que contenga ácido hialurónico, ya que se absorbe mejor sobre la piel ligeramente húmeda y ayuda a atraer la humedad hacia las capas profundas. Puedes usarlo justo después de la limpieza y el tónico. Luego, una vez absorbido, puedes aplicar un sérum o crema con centella asiática, que sellará la hidratación, calmará la piel y potenciará la regeneración celular.