María Paz Bellús, farmaceútica, tajante: “Beber más agua no hidrata tu piel”

Que Isabel Preysler, Nieves Álvarez y todas esas famosas con pieles maravillosas hayan dicho por activa y por pasiva que beber más de un litro y medio de agua es uno de sus secretos de belleza nos ha hecho pensar que, quizá, el agua era el elixir de la eterna juventud. Pero ¿y si no fuera del todo cierto? La farmacéutica y especialista en dermofarmacia María Paz Bellús, elegida Mejor Instagramer Beauty 2024, ha querido desmontar este mito y nos lo ha dejado bien claro. “Beber más agua no significa hidratar la piel”.

“Seguro que has escuchado muchas veces eso de que debemos aumentar la ingesta de agua para hidratar además, nuestra piel”, escribe en su cuenta de Instagram, donde divulga ciencia cosmética con que hasta los ‘doommies’ lo entiendan. Y no, no es que el agua sea mala (es esencial para la salud), pero su papel en la hidratación cutánea no es tan directo como pensamos.

Cuánta agua tiene realmente la piel (y por qué importa)

Tal y como explica Bellús, “los valores de hidratación de la piel se encuentran entre un 10–20% del contenido total de agua del organismo, medidos en la capa córnea, en condiciones óptimas”. Es decir, la piel no está “empapada” de agua, ni necesita estarlo. El problema llega cuando esos niveles bajan.

“Si estos valores son menores, estaremos ante una piel deshidratada”, señala. Y ahí aparecen las señales que muchas reconocen frente al espejo: tirantez, aspereza, piel apagada, mayor fragilidad e incluso arrugas más visibles. Cuando el contenido de agua en la epidermis cae por debajo del 10%, la piel pierde confort y se vuelve más vulnerable, sobre todo en invierno.

La piel mantiene su humedad gracias al agua que llega desde capas más profundas, que se conoce como agua transepidérmica, y a la secreción normal del sudor. El problema no suele ser la falta de agua en el cuerpo, sino la incapacidad de la piel para retenerla.

Ojo, que piel seca y piel deshidratada no son lo mismo

Una de las grandes confusiones, según la farmacéutica, es pensar que piel seca y piel deshidratada son lo mismo. “Principalmente, la diferencia es que una es un estado puntual, como es el caso de la piel deshidratada, mientras que la piel seca es un estado permanente. Es decir, es una característica de la piel, igual que hay pieles grasas”, aclara.

La piel seca presenta un desequilibrio de agua y lípidos en la epidermis, con escasez de lípidos intercelulares. Puede ser seca desde el nacimiento, suele causar con picor y descamación y tiene mayor predisposición a dermatitis. Es un tipo de piel.

La piel deshidratada, en cambio, es un estado temporal y reversible. Se debe a un desequilibrio de agua, puede afectar a cualquier tipo de piel y suele manifestarse como tirantez localizada o descamación puntual. Factores como el frío, el viento, la calefacción, ciertos tratamientos, la radiación UV o el uso de detergentes inadecuados pueden desencadenarla.

Por eso, Bellús es tajante: “Aumentar la ingesta de agua NO MEJORARÁ el estado de hidratación de tu piel”, tal y como explica en su cuenta de Instagram.

La clave está en evitar la pérdida de agua transepidérmica. ¿Cómo? A través de la cosmética. La farmacéutica aconseja que lo esencial es aportar “activos hidratantes y, después, sellarlos. En esa rutina no deben faltar humectantes como la urea, el ácido hialurónico o el pantenol; oclusivos y filmógenos como las ceramidas o las siliconas; y emolientes que ayuden a retener el agua en la piel”, resume. Y justo hemos buscado cosméticos que contaran con estos ingredientes, como estos: Bi Sérum Intensif 'anti-soif' surractivé, de Clarins; la crema hidratante The Water Cream, de Tatcha, y el tratamiento nutricosmético True Hydration de Ancient+Brave.

Si algo nos ha quedado claro después de ver el post de Instagram de la farmacéutica es que beber agua es sano, sí. Pero para una piel verdaderamente hidratada, lo que se necesita es un neceser cargado de buenos cosméticos.