¿Qué es el lipedema? Aprende a identificarlo y descubre qué tratamientos existen

  • Dolores o falta de movilidad son solo algunos de los síntomas principales del lipedema, además de la acumulación de grasa

  • No hay un tratamiento para una cura definitiva, aunque sí existen varios para frenar su evolución y reducir los dolores que provoca

Obesidad, sobrepeso, sedentarismo o una dieta no muy adecuada. De esta manera se suele confundir el lipedema, una patología crónica que hasta hace apenas dos años no era reconocida como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El lipedema se centra en una inflamación del tejido graso de la zona de las caderas y los muslos, aunque también puede darse en la zona de los tobillos o los brazos, siendo principalmente las mujeres las afectadas por la enfermedad. Es más, desde la plataforma médica TopDoctors calculan que un 16% de la población femenina mundial podría padecer lipedema.

Tal y como establecen desde la Asociación de Afectadas de Lipedema en España (ADALIPE), no se puede confundir con otras patologías como la obesidad porque la acumulación de grasa que genera esta enfermedad es muy distinta, provocando siluetas descompensadas y desproporcionadas en la zona de las caderas y las piernas de las mujeres afectadas respecto a otras zonas como el tronco. Además, el lipedema puede generar grandes dolores, algo que la diferencia totalmente de la obesidad.

Lipedema, una enfermedad aún desconocida

Desde TopDoctors hacen distinción de tres grados distintos de la enfermedad. El primero de ellos es el más leve, con una superficie de la piel regular pero en donde ya se puede detectar pequeños nódulos de grasa. Por su parte, el segundo grado recoge a aquellas afectadas que ya tienen una piel irregular y dura, mientras que el tercer grado es el más grave, detectando una piel adiposa con grandes nódulos de diferentes tamaños.

Las causas que generan esta enfermedad, que cada vez es más conocida gracias a la visibilidad que la actriz Itziar Castro le ha dado al afirmar que la padece hace apenas unos meses, son aún una gran incógnita. Aún así, debido a que prácticamente en su totalidad los casos son en mujeres, sí que se ha demostrado que hay cierta relación con un componente hormonal que podría hacer que la enfermedad se manifieste a partir de la pubertad, en el embarazo o tras la menopausia, haciendo que los síntomas comiencen a empeorar.

El síntoma principal es el aumento del volumen de grasa en la zona afectada, principalmente en la cadera y los muslos, aunque como comentábamos, también es posible que se manifieste en zonas inferiores o en los brazos. A su vez, todo ese tejido se vuelve duro y puede llegar a incapacitar a la persona para la práctica de ejercicio, además de una gran sensibilidad al dolor en toda la zona. Todo ello hace que la movilidad empeore notablemente y se vea mucho más limitada por la acumulación de grasa, que no disminuye aunque se mantenga una dieta restrictiva.

Diferentes tratamientos, aunque no definitivos

El diagnóstico suele ser visual, ya en fases avanzadas, que puede ir acompañado de pruebas complementarias. Por su parte, hay varias opciones actualmente disponibles para un tratamiento que tiene como objetivo principal reducir los dolores provocados por el lipedema, así como detener su evolución y favorecer la movilidad que se haya podido perder.

La intervención quirúrgica es uno de los tratamientos principales, que consiste en una liposucción de descompresión asistida por agua (WAL), una técnica que consigue reducir los dolores provocados por la enfermedad así como frenar el avance de la patología e incluso reducir la grasa acumulada. En otro orden, también están las medias de compresión que pueden hacer que el crecimiento de las células grasas sea mucho más lento e incluso mejore ese dolor y sensación de pesadez de las piernas.

Entre el resto de tratamientos destaca el drenaje linfático manual, un masaje en la zona afectada que mejora la circulación y estimula el sistema linfático. Antes comentábamos la imposibilidad que suele producirse para realizar ejercicio físico, por eso mismo los deportes acuáticos son los más beneficiosos porque ayudan a la movilidad por la presión que ejerce el agua en las piernas. En caso de que se pueda, caminar, yoga o pilates son otras opciones que se pueden practicar. En cuanto a la dieta, esta no ayuda a eliminar la grasa acumulada por el lipedema, pero una dieta sana permite reducir el resto de grasas corporales.

¿Cómo les afecta?

A través de un blog (Lipedema Diary), Montse Sabajes lleva tiempo contando como es su experiencia con el lipedema, en donde ha explicado que ya se ha operado tres veces, y aún le queda una cuarta. Sus intervenciones han sido con la técnica WAL antes comentada, siendo la primera en las pantorrillas, la segunda en la zona delantera de los muslos y también en la parte delantera de las pantorrillas, mientras que en la tercera han sido la parte trasera de los muslos y en los glúteos. Aún le queda una cuarta en brazos y retoque de pantorrillas.

Todo este proceso no es sencillo, pues requiere de un postoperatorio largo, pero tampoco es barato, pues dependiendo de lo que se vaya a tratar la intervención puede costar entre los 5.000 y los 8.000 euros, según expone la paciente en su blog. Además, a ello le suma otros muchos gastos, como una faja postquirúrgica o las sesiones de los masajes de drenaje linfático manual.