Tania Llasera reflexiona con una foto sobre los cambios que ha sufrido su cuerpo: "Pienso cuidarte siempre"

  • La presentadora Tania Llasera ha mostrado su evolución física tras instalar el ayuno intermitente en su forma de alimentación

Siempre ha reivindicado su cuerpo sin complejos. Visibilizando que lo normativo no debe marcar la forma de convivir con nuestro aspecto físico. Prueba de ello, su último post de Instagram, donde Tania Llasera ha hecho un repaso por la evolución que ha experimentado su yo exterior desde que inició su carrera en televisión. Junto a varias fotos que dan fe del cambio, la presentadora ha escrito un texto en el que da las gracias a su "cuerpo serrano".

"Me das baile, me diste 2 hij@s sanos, me das gustito y a veces dolor. Pero me das, siempre das. Así que gracias por ser tan generoso. Pienso cuidarte siempre, que lo sepas", promete en una aplaudida publicación a la que han reaccionado más de 30 mil personas que han agradecido su decisión de mostrarse "100% real".

Este alegato llega días después de generar cierto revuelo en redes al posar en bikini tras perder varios kilos por el ayuno intermitente. En la foto la veíamos posar "metiendo tripa como una condenada", dando un zasca a los que tienden a criticarla por los kilos de menos o de más. "Si no estoy sentada en tu cara no sé por qué te interesa mi peso", manifestaba con indignación.

En esta ocasión, a Tania Llasera le tocó aclarar una de las cuestiones que más se repiten entre los comentarios de su feed de Instagram. "No he perdido ni un gramo; de hecho he cogido peso en todo caso. Pero paso de medirme y pesarme, tengo salud y un cuerpo que me sostiene cada día, quiero vivir la vida y disfrutarla, agarrar cada momento con las dos manos! Y la mejor frase relativa al peso", celebró en un texto que iba en la misma línea que hoy.

La experiencia de Tania Llasera con el ayuno intermitente

Este confinamiento, Tania logró perder diez kilos. Lo hizo a través del ayuno intermitente, algo que se animó a probar al ver que podía controlar lo que comía y lo que no durante el encierro. "Básicamente, en mi caso, no me suele gustar desayunar, así que aprovecho las horas de sueño y las sumo a mi no desayuno (solo un café o dos) y bebo mucha agua. Intento ayunar 16 horas cada día y me va genial. Mi ventana de comidas es de 14h-20 horas más o menos. Y almuerzo, meriendo y ceno pronto con los niños", explicaba, advirtiendo de que esta praxis siempre debe ser controlada por un médico. 70 días fueron suficientes para darse cuenta de que, más allá de la variación en lo que dicta la báscula, se notaba llena de energía, ligera y feliz "de estar cómoda en mi piel".