El desconocido papel de la infanta Elena en la historia de amor de Naruhito y Masako, emperadores de Japón
El papel de la infanta Elena fue clave en la relación entre los emperadores de Japón
Aiko de Toshi, la hija del emperador de Japón que sufrió bullying en el colegio y que no heredará el trono
Hace más de tres décadas que los emperadores de Japón, Naruhito y Masako, concretamente el 9 de junio de 1993 celebraban su unión, a pesar de que Masako rechazó la propuesta de matrimonio de su pareja hasta en dos ocasiones. Su relación no ha sido un camino de rosas, han tenido que hacer frente a algunas dificultades y problemas, pero parece que el tiempo ha calmado las cosas y ha demostrado que merecía la pena.
Masako ha pasado tiempo alejada de todo, pero poco a poco va recuperando el lugar que le corresponde y ha asumido un papel más público desde que su marido accedió al trono. Ambos son un gran apoyo para el otro y lo son desde que se conocieron, una historia en la que la infanta Elena estuvo implicada.
Cómo la infanta Elena se convirtió en la celestina de los emperadores de Japón
La pareja se conoció gracias a una ceremonia del té organizada en honor a la infanta Elena en 1986, quien se encontraba en Tokio con motivo de la inauguración de una exposición dedicada a El Greco. Un evento que, al parecer, tenía intención de reunir a varias mujeres esperando que Naruhito encontrara el amor y, aunque en un primer momento Masako no estaba en la lista, finalmente fue añadida, con la fortuna de que los jóvenes se conocieron y enamoraron.
Masako se mostró reacia a casarse con Naruhito por lo que eso implicaba en su futuro. La joven, hija de un alto diplomático, se licenció en Economía en Harvard en 1985, estudió Derecho en la Universidad de Tokio y, como parte de su formación, pasó un tiempo en Oxford. Tenía un brillante futuro por delante y casarse con el heredero implicaba tener que renunciar a su carrera profesional, además de pasar a formar parte de la familia imperial japonesa, con lo que eso suponía para su vida en general.
A pesar de las dudas y los temores, la pareja finalmente se casaba en 1993, pocos meses después de anunciar su compromiso, frente a 800 invitados, entre los que no se invitó a ningún dirigente extranjero. "Su alteza me dijo que 'puede que tengas muchas preocupaciones y ansiedades por entrar en la casa imperial, pero haré todo lo que esté en mi mano para protegerte mientras viva’", dijo sobre su marido la princesa tras la boda.
Una vez más, las cosas no fueron sencillas para la pareja tras el enlace. Los medios que tenía Masako por las dificultades de adaptarse a su nueva vida parecían más que fundados. En 2006, BCN News publicaba que le habían diagnosticado un "trastorno de adaptación, relacionado con síntomas de depresión o ansiedad, resultado de su brusca transición de estilo de vida".
La presión por tener un heredero tampoco parecía ayudar. Tras un tratamiento de fertilidad, la pareja daba la bienvenida en 2001 a su única hija, Aiko, quien a no ser que las leyes cambien, nunca llegará a heredar el trono del crisantemo que su padre ocupa desde 1999. El hermano de Naruhito es el siguiente en la línea de sucesión.