Si algo bueno tienen las redes sociales es la capacidad de llegar a miles de personas en tan solo segundos. Poder expresarte libremente y transmitir aquellas cosas que tienes en mente y necesitas soltar, ya sea a través de charlas o de textos. Rozalén ha recurrido a ellas para desahogarse y lo ha hecho con una emotiva carta que ha enviado a sus fans. En ella, la cantante ha comenzado dando las gracias “a quienes no me juzgáis por cada cosa que hago, pienso, digo o callo”.
La albaceteña ha comenzado diciendo que le ha costado “quererme como me quiero” y, por ese motivo, ha querido agradecer también a todos aquellos que “os alegráis por mis alegrías y veis siempre la buena intención que tienen mis actos. A quienes os ponéis en mis zapatos. A quienes me criticáis constructivamente y con cariño. Gracias a quienes me queréis a cara lavada, pero también a quienes no os importa verme maquillada, o con mi ojo siempre marcado. A quienes os da lo mismo si tengo unos kilos de más, de menos, más o menos Photoshop”.
La artista, que tiene 34 años, asegura que no puede “controlarlo todo” y que, a pesar de que en ocasiones quiera subirse a unos tacones o caminar desnuda, no pierde su esencia. “Ni de lejos por eso. Son trueques maravillosos, aunque sí, tengo muchísima más ropa de la que necesito”, cuenta. También ha tenido unas palabras para aquellos que la respetan y la defienden: “A quienes, si me veis hasta en la sopa, sabéis que es porque trabajo mucho, porque no sé decir ‘No’. A los que me echáis de menos si desaparezco unos días”.
“Yo sé que me equivoco, que no puedo gustarle a todo el mundo. Que ni de coña soy perfecta, pero os puedo asegurar que intento hacer las cosas lo mejor que puedo. Para ser coherente debería vivir en una cueva rodeada de cabras. Y no lo hago”, añadía. La cantante ha hecho mención a que le dijeron que todas estas sensaciones “sería el precio a pagar, que sería el símbolo del éxito, que me acostumbraría, pero no sucede”. “Soy hipersensible a todo, todo me afecta de sobremanera y hay días que tengo miedo de que no compense. Gracias y perdón por el desahogo”, terminaba diciendo Rozalén.