Julio Iglesias

Ignacio Peyró, sobre la "fría" relación de Julio Iglesias y su hijo Enrique: “Hace mucho que ya ni discuten"

Julio y Enrique Iglesias
Julio y Enrique Iglesias, en distintos conciertos suyosFotomontaje con imágenes de Getty Images
Compartir

El libro que el periodista Ignacio Peyró ha publicado este año sobre Julio Iglesias, ‘El español que enamoró al mundo’, está dejando numerosos datos. Uno de los más asombrosos lo dio el propio autor el pasado marzo, cuando se presentó esta suerte de biografía: Julio Iglesias, como ‘El Quijote’ o la paella, no deberían funcionar, pero funcionaron. El cantante que inició una carrera musical cuando se frustró la de futbolista se convirtió en un verdadero icono pop de la Transición y de la década de los 80, tanto por sus éxitos como por su vida privada, que las revistas del momento analizaban con lupa comenzando por su fama de ‘latin lover’ y terminando por su prolífica paternidad (tiene ocho hijos reconocidos). Uno de los asuntos que más han dado que hablar ha sido la que mantiene (o no) con Enrique, el menor de los que tuvo con Isabel Preysler. En el libro, Ignacio Peyró desgrana las posibles causas del más que probable desencuentro entre ambos.

El motivo por el que Julio Iglesias y Enrique Iglesias dejaron de hablarse durante una década
El motivo por el que Julio Iglesias y Enrique Iglesias dejaron de hablarse durante una década
PUEDE INTERESARTE

El supuesto origen de su distanciamiento

Enrique Iglesias publicó en 1999 su primer disco, titulado precisamente ‘Enrique Iglesias’, y según el periodista se inicia aquí la rivalidad entre padre e hijo, tras el que Julio reacciona, narra Peyró, “como si se hubiese pinchado con la rosa de la traición”. ¿Por qué? Son varios los motivos que desgrana Ignacio Peyró, pero el primero es el puramente profesional. No olvidemos que en los 90 Julio seguía en lo más alto, y que Enrique venía a jugar en su mismo terreno

PUEDE INTERESARTE

Probablemente, el más doloroso de los motivos, se explica en el libro, es que "no le había dicho nada". Enrique había elegido dar sus primeros pasos en la música a escondidas de la familia, sabedor de que no lo verían con buenos ojos. Elvira Olivares, ‘la seño’, quien había sido su niñera durante toda su infancia y, en cierto modo, una segunda madre, le prestó 500 dólares que tenía ahorrados para que Enrique grabara una maqueta tan pronto como este cumplió la mayoría de edad. En este sentido, Peyró aventura que por aquel disco grabado en secreto “Julio sintiera que que estaba saldando de golpe toda la deuda acumulada por lo que Fraile [Alfredo Fraile, ex mánager de Julio Iglesias], siempre feliz de malmeter, llamó su ‘paternidad por control remoto”. “En definitiva”, continúa el periodista en su libro, “no le molestó tanto que cantara, grabara o triunfara como el no haberle pedido consejo”.

Julio Iglesias y sus hijos, en 1988

Una rivalidad en más planos que el profesional

La “quiebra de la confianza” entre padre e hijo se refleja, explica Ignacio Peyró, en que “hace mucho que ya ni discuten —como al principio— por teléfono”. El inicio de la carrera del más discreto de los hijos de Julio Iglesias e Isabel Preysler marcó un antes y un después en una relación padre-hijo que, si hacemos caso a esa "paternidad por control remoto" de la que hablaba Alfredo Fraile, quizá nunca fue la mejor. 

Han pasado 26 años desde su álbum debut y la carrera de Enrique no ha parado de sumar éxitos ante un padre que en un principio no creyó que llegara a ningún sitio: “Si primero fue escéptico con sus posibilidades de triunfar, después le recordó que vendía discos por llevar el apellido que llevaba”. Cuando tuvo que claudicar ante una fama que, indiscutiblemente, nada tiene que ver hoy por hoy con su origen familiar, los une “un frío de ida y vuelta” que ninguno se esfuerza por disimular, aunque Enrique responda sobre ello con fórmulas demasiado prefabricadas: “Admiro mucho la disciplina de mi padre” o “sabe que me tiene aquí para lo que necesite”. Sobre esta última frase bromea Peyró: “Es lo que un fontanero podría decirle a su cliente”.

También hay, señala el autor de ‘El español que enamoró al mundo’, un contraste entre ambos incluso en su forma de relacionarse con las mujeres. Mientras que a Julio Iglesias lo acompañó siempre y hasta su boda con Miranda una fama de mujeriego que nunca se molestó en desmentir, Enrique es todo lo contrario: solo se le ha conocido una pareja, Anna Kournikova, a la que conoció rodando un videoclip allá por 2001 y junto a la que ha formado una familia numerosa (tienen tres hijos) y con la que mantiene una relación estable que está a punto de cumplir un cuarto de siglo. 

Esta diferencia también se suma a los términos de rivalidad en la que se ha interpretado siempre la relación entre los dos cantantes, con un Julio “dado a considerarse un donjuán de altura inalcanzable para Enrique, como si Enrique, por comparación con su padre, no hubiese preferido llevar una vida que, en cuanto a fidelidad conyugal, bien puede asimilarse a la de un mormón”, relata Peyró.