Rubén Sánchez, de Facua, y sus consejos para reducir la factura de la luz en casa: "Implica optimizar"
El 89% de los hogares españoles confiesa que teme a cuánto podría subir su factura de la luz en invierno
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Con la llegada del invierno, se empieza a temer a la bajada de temperaturas. Es el momento de encender calefacciones, de pasar más tiempo en casa y de enfrentarse, o eso temen algunos hogares, a las facturas de la luz. El coste de electricidad preocupa. Lleva haciéndolo, de hecho, desde hace ya unos cuantos años, cuando las facturas escalaron y los bolsillos se resintieron.
Un cierto miedo se ha quedado entre la población. Según confirma un estudio de Otovo, al 89% de los hogares españoles les preocupa el potencial aumento del coste de sus facturas de energía durante el invierno. Para una parte, incluso, puede ser un hachazo importante a su cartera: un estudio de Ipsos del invierno pasado ya concluía que el 37% de la población española vive con lo justo. Un 60% estaba entonces convencido de que el gasto en electricidad y gas iba a subir en el año siguiente.
¿Cuánto podrían escalar este año los costes de la luz? Desde la asociación de consumidores Facua señalan que no puede hacer una previsión todavía de qué traerá el invierno. “Lo que está claro es que para muchas familias es difícil afrontar las facturas, sobre todo en épocas de temperaturas más extremas, cuando deben tirar de aire acondicionado o calefacción eléctrica”, apunta Rubén Sánchez, su secretario general.
Pero ¿cómo afrontar ese potencial miedo y qué se puede hacer en casa para evitar el susto potencial de la factura de la luz? Un 27% de la población que aún no tiene paneles solares en casa se lo plantea, según Otovo, aunque la lista abarca también el reducir el uso de la calefacción (23%) o mejorar el aislamiento y la eficiencia de los electrodomésticos (19%).
Algunos consejos para reducir la factura de la luz
Sea por sostenibilidad o sea por economía, la gran mayoría de los hogares españoles ya aplica alguna que otra medida para reducir el consumo eléctrico. Según el estudio de Triodos Bank ’Conductas sostenibles de la población española’, lo hace más del 80%. Algunas decisiones y algunos ajustes pueden salvarnos de hacer luego un elevado desembolso económico y reducir el coste mensual del gasto energético.
Mejorar para bajar el gasto
“Reducción de gasto implica optimizar”, señala Sánchez, quien lo ejemplifica con decisiones como tener un aislamiento térmico lo mejor posible o no tener encendidos electrodomésticos o luces en cuartos de la casa donde no vas a estar.
A veces, una inversión previa permite retornos a largo plazo, por mucho que un primer momento duela. Cambiar las ventanas por unas con mejor puente térmico mejorará la eficiencia energética, tanto en invierno como en verano. Nos protegerán del frío y del calor excesivo. Ajustar ese aislamiento térmico del que habla el experto —por ejemplo, con obras en las fachadas o con ajustes dentro del domicilio— también sale a cuenta.
No siempre se puede hacer, ya sea porque no se puede afrontar el coste o porque se vive de alquiler. Algunas soluciones más superficiales pueden, sin embargo, ayudar un poco, como puede ser sellar las rendijas que hacen que se cuele el frío o incorporar cortinas (algunas son ya directamente cortinas térmicas). Y si la casa de los abuelos estaba llena de alfombras no era casualidad: son aliadas contra el frío que, de paso, ayudan a decorar.
Otro elemento en esta lista de optimización para reducir el consumo eléctrico es la elección calculada de electrodomésticos. En vez de escoger por precio, a la larga compensa elegir cuando toca renovarlos electrodomésticos de bajo consumo.
Evitar los despilfarros
Apagar las luces que no son necesarias o no dejar dispositivos en 'stand by' ayuda. También lo hace escoger los momentos más eficientes para el uso de aquellos electrodomésticos que más consumen. No menos importante es, si se tiene una tarifa con discriminación horaria, aprovecharse de las horas valle. Por norma general, las horas valle son, en días laborables, desde las 12 de la noche a las 8 de la mañana y toda la jornada en fin de semana y festivos.
Tampoco deberíamos poner la lavadora, la secadora o el lavavajillas si no están completos. Optar por programas Eco (que también reducen el despilfarro de agua) o por el lavado en frío suma para reducir la factura de la luz. A veces, incluso podemos evitar lavar algunas prendas de ropa: ahora mismo, estamos lavando demasiado.
Ajustar tarifas y escoger la que nos convenga
Hacer portabilidades causa siempre un poco de pereza. Sin embargo, ese primer momento de trabajo se puede convertir en un extra para nuestra economía.
“Es importante optimizar la tarifa”, recomienda Sánchez. Aquí podemos jugar a dos bandas. “Por un lado, tener una potencia contratada que no sea excesiva”, explica el experto, que nos recuerda que podríamos hacer ajustes hasta cada mes para ver qué nos funciona y qué no nos da problemas de falta de potencia. “Hay gente que tiene 5 kilovatios de potencia cuando con 3 sería suficiente”, señala. Y dado que pagamos por cuánto tenemos contratado, “eso es un dinero al mes”.
Luego, el experto invita a “comparar entre compañías” y ver cuál nos ofrece el mejor precio y nos compensa. Aun así, no debemos dejarnos llevar por los reclamos y las ofertas emocionantes y es siempre recomendable mirar la letra pequeña. Sánchez aconseja que no solo se mire el precio por kilovatio sino también por consumo. “Hay compañías que usan como truco una tarifa de consumo muy baja, pero luego un precio de potencia que es el doble o más del doble del que tienen en el mercado las otras compañías”, apunta. Ahí es donde está la trampa.