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El arte del puttering: el ritual secreto de las mentes más brillantes para desbloquear el éxito

Un pequeño cambio en la vida cotidiana que marca la diferencia. Instagram @collagevintage
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En una época en la que el éxito parece que se mide en clics y notificaciones, triunfa quien sabe parar. Mientras medio mundo predica la eficiencia y la multitarea, un grupo selecto de creativos y líderes visionarios abraza algo radicalmente distinto, el puttering. Un término anglosajón que evoca un deambular sin prisa, una exploración libre, un lujo intangible en la era del burnout.

Más que una tendencia, es una filosofía. Se trata de dedicarse a pequeñas acciones -como por ejemplo ordenar un cajón, reorganizar libros, dibujar sin propósito, pasear sin rumbo- con la calma de quien se permite el placer de no tener un objetivo inmediato. Su aparente banalidad es, en realidad, un espacio fértil para la creatividad y la visión estratégica.

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En otras palabras, hablamos de reservar tiempo para “no hacer nada importante”, y es que el puttering convierte lo cotidiano en ritual: no es limpiar, es restaurar el orden mental; no es pasear, es dejar que las ideas se muevan con el cuerpo. Este concepto, cada vez más popular entre ejecutivos, diseñadores y emprendedores, se alinea con la corriente del slow living: vivir menos deprisa para pensar mejor.

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Las mentes más brillantes de la historia ya lo intuían. Leonardo da Vinci anotaba pensamientos dispersos entre bocetos aparentemente inconexos. Coco Chanel se refugiaba en largas caminatas por Deauville para inspirarse. Steve Jobs organizaba reuniones caminando, Jeff Bezos apuesta por tener media hora para sí mismo antes de empezar con su día... En todos los casos, estas pausas no eran distracciones, sino inversiones creativas.

El respaldo de la ciencia

Neurocientíficos han confirmado que durante las tareas suaves y repetitivas, el cerebro activa la “red por defecto” (default mode network), responsable de la creatividad, la intuición y la memoria autobiográfica. Y es precisamente en este estado —más que en el foco extremo— donde surgen las grandes ideas. Así, el puttering no es ocio improductivo, sino un fertilizante invisible para la innovación y el pensamiento estratégico.

SI quieres comenzar a implementarlo en tu día a día, puedes comenzar creando un santuario mental en casa o en tu despacho, un rincón libre de pantallas donde manipular objetos, leer o simplemente mirar por la ventana sin prisas. Incorpora paseos sin destino, caminatas sin auriculares ni rutas predefinidas que permitan a tu mente divagar y oxigenarse.

Dedica tiempo a pequeños rituales creativos como dibujar, tejer o experimentar con nuevas combinaciones culinarias. Y, sobre todo, practica el silencio digital, alejando el móvil para permitir que el cerebro respire y se regenere. Al integrar estos gestos en tu rutina, no solo reduces el estrés; también amplías tu capacidad para detectar oportunidades, resolver problemas y anticipar tendencias. No lo dudes, estamos ante un gesto pequeño que, practicado con intención, puede convertirse en la llave del éxito personal y profesional.