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Salud mental

Cómo relajarse en 5 pasos y que puedes probar ahora mismo

Cómo relajarse en pocos pasos. Pexels
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Cada vez resulta más complicado esquivar el estrés en el día a día. A veces, hasta en las vacaciones sentimos que arrastramos parte del ritmo frenético con el vivimos a diario. Las obligaciones de todo tipo parecen no tomarse un descanso, ya sean laborales o familiares, por no hablar del cansancio que supone no dormir las horas suficientes o tener desajustes en los horarios de comida.

En nuestra mano está saber poner el freno y dedicarnos un tiempo para reconectar con nosotros mismos y bajar pulsaciones. Queremos ayudarte a conseguirlo contándote cómo puedes relajarte en solo 5 pasos que puedes poner en práctica hoy mismo. Son muy sencillos y pueden suponer un gran cambio en tu forma de afrontar las responsabilidades y horarios cotidianos, recuperando la calma y la capacidad de resolución. 

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La importancia de aprender a relajarnos

Adquirir herramientas para manejar el estrés y alcanzar la relajación es más importante de lo que parece. Cuando sientes que la vida te supera, el malestar se apodera de ti a todos los niveles: físico, emocional y mental. Si se trata de un episodio puntual, seguro que lo superas sin más inconveniente, pero cuando el problema se sostiene en el tiempo y algo de lo que nos rodea nos causa un estrés continuado, comenzamos a pagarlo: dificultad para concentrarnos o conciliar el sueño, irritabilidad, dolores de cabeza o musculares y, a largo plazo, aumento del riesgo de padecer enfermedades. Así que sí, es necesario aprender a relajarse y, de paso, no es mala idea revisar aquellos aspectos de nuestra vida que nos generan más estrés para intentar cambiarlos. 

1. Coge aire

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La respiración es una de las herramientas más poderosas y eficaces para hacer frente a cualquier situación que nos cause estrés. Puede parecer muy obvio porque respirar es algo que hacemos continuamente, pero casi nunca le prestamos atención. La respiración consciente es la base del mindfulness y una de las mejores formas de relajarte. Coge aire por la nariz, sintiendo cómo se llenan tus pulmones, y suéltalo por la boca muy despacio. Céntrate solo en tu respiración y repite varias veces, hasta que notes cómo el agobio desaparece y el relax se apodera de ti.

2. Muévete

Parece que siempre que hablamos de las bondades del deporte nos centramos en cómo mejora nuestro cuerpo o nuestra salud física. Y es cierto, pero el ejercicio actúa directamente sobre el estrés, reduciéndolo más de lo que podrías imaginar. Cuando te mueves y haces ejercicio liberas endorfinas, unas hormonas que actúan como una analgésico natural, reduciendo la percepción del dolor y promoviendo una sensación de placer y bienestar maravillosa. Tú eliges cómo y cuándo, en el gimnasio o en casa, levantando pesas o dando caminatas, pero no dejes de moverte a diario. 

 3. Bebe agua

Esta paso no puede ser más sencillo y, al mismo tiempo, es imprescindible para que tu cuerpo pueda regular el estrés. El organismo necesita estar bien hidratado para regular los niveles de cortisol, la hormona del estrés de la que tanto se habla últimamente, y así mejorar tanto el estado de ánimo como la función cognitiva. Además de beber agua a lo largo de todo el día, cuando te sientas más nerviosa o estresada, prueba a tomar una infusión de alguna hierba relajante como manzanilla, tila, melisa o lavanda. 

4. Haz una pausa

Este paso puede parecer más complicado de entrada, pero si te conciencias de sus beneficios te resultará muy sencillo de hacer. Cuando te sientas desbordada por una situación, personal o laboral, lo mejor que puedes hacer es parar. Deja lo que estés haciendo, al menos por un rato, y date un paseo, tómate un café (o una infusión), respira de manera consciente… Así podrás bajar revoluciones y regresar a lo que estabas haciendo más calmada, con más energía y con la mente más clara. Solo necesitas unos minutos para resetear tu mente y tu cuerpo, afrontando el reto que tenías por delante con la eficacia que requiere.

5. Dedica un tiempo para ti

Este paso es imprescindible e innegociable. Si tú no delimitas un tiempo para dedicarte a ti misma, nadie lo va a hacer por ti. Hablamos de un tiempo en el que la responsabilidad y la utilidad en sí mismas desaparecen y eliges aquello que realmente te da placer y te ayuda a desconectar. Solo tú sabes qué es: darte un baño, ver la tele, leer, navegar por tus webs favoritas, dar un paseo, quedar con tus amigos… Y, sobre todo, debe ser un tiempo sin culpa, porque lo estás aprovechando mejor de lo que imaginas.