¿Qué estilo de crianza debo elegir para educar a mis niños?

  • Decidir cómo educar a nuestros hijos es un motivo de preocupación para los padres y madres.

  • Todos queremos lo mejor para los hijos, pero no todos los estilos educativos les proporcionan una crianza positiva y saludable.

  • Te contamos cuáles son estos estilos y qué beneficios e inconvenientes tienen en el desarrollo de los niños.

Elegir un buen estilo de crianza para educar a un niño es una de las principales preocupaciones de madres y padres. Todos quieren, sin lugar a dudas, lo mejor para los hijos, pero no todas las elecciones son las más acertadas a la hora de ofrecer una crianza saludable que tenga un efecto positivo en ellos.

El estilo con el que educamos afecta de lleno al bienestar total de nuestros hijos, tanto en el presente como en el futuro. Por eso la crianza obliga a madres y padres a cuestionar en todo momento sus decisiones, algo de lo más comprensible. Para trazar un camino que nos lleve al lugar que queremos, proporcionándole a nuestros hijos todo lo bueno que queremos para ellos, es de gran ayuda conocer los diferentes estilos de crianza.

Se habla de cuatro estilos de crianza o educativos, a partir de una serie de estudios realizados en los años sesenta por la psicóloga del desarrollo Diana Baumrind. En esos estudios utilizó como pautas de medición la calidez, la nutrición, el estilo de comunicación, las estrategias disciplinarias y las expectativas de madurez y control. El resultado se concreta en los siguientes tipos de crianza.

Estilo autoritario

Tal y como se puede deducir, este estilo se basa en la aplicación de una disciplina severa, que consiste en que los hijos siguen sin excepción las reglas establecidas por los progenitores. Estas reglas tienden a ser muy estrictas y se busca que el niño desarrolle la obediencia. Los progenitores que siguen este estilo de crianza son controladores y propensos al castigo, sin mostrar su apoyo al niño cuando no sigue las normas.

A pesar de que es incuestionable la necesidad de establecer reglas a la hora de educar, este estilo de crianza causa problemas de autoestima en los niños, ya que no se tiene en cuanta sus sentimientos o necesidades. Se considera que desarrollan unas habilidades sociales pobres, por lo que no se le tiene por un estilo de crianza positivo.

Estilo permisivo

Hay progenitores convencidos de que siendo muy tolerantes y permisivos sus hijos van a ser felices. Intentan protegerles de cualquier experiencia que pueda ser dañino y no establecen pautas de comportamiento. Lo cierto es que estos padres y madres que no marcan límites ni reglas terminan perdiendo el control de la crianza.

Los hijos tienden a obtener bajos resultados académicos y, al no estar educados para obedecer determinadas normas, muestran problemas de comportamiento. Tienden a ser caprichosos, pero a menudo con baja autoestima y sensación constante de insatisfacción. Por lo tanto, tampoco se considera que sea un buen estilo educativo.

Estilo democrático

Se considera uno de los estilos más positivos y saludables de crianza. Se caracteriza por el equilibrio entre establecer normas y pautas de comportamiento, sin descuidar el cariño y apoyo a los hijos. Aunque haya límites, se tiene en cuenta la opinión del niño. Es decir, las normas se establecen con la intención de cumplirlas, pero sin olvidar que puede haber excepciones en cualquier momento. Los castigos se sustituyen por explicaciones encaminadas a que los hijos comprendan qué consecuencias tiene no cumplir las normas, al tiempo que se recompensa y elogian los buenos comportamientos.

La conclusión es que los niños educados en este estilo de crianza son más felices, capaces de tomar buenas decisiones y de gestionar sus emociones, responsables y seguros a la hora de mostrar sus opiniones, y con más posibilidades de éxito en la vida.

Estilo negligente o indiferente

Los progenitores no se implican en la crianza de sus hijos, ni para establecer pautas, ni para dar cariño. Dicho de otra manera, se desentienden de ellos. Se considera un estilo muy dañino para los niños, tanto en el momento presente como en el futuro. Se sienten perdidos y pueden mostrar problemas psicológicos y emocionales en cualquier ámbito de su vida, incluyendo las relaciones personales o todo lo relacionado con los estudios y el ámbito laboral. Como imaginas, este estilo de crianza se desaconseja por completo.