Natalia Sánchez arrancaba 2019 convirtiéndose en madre de su primera hija. El nacimiento de la pequeña Lía, fruto de su relación con el también actor Marc Clotet, prometía cambiarle la vida antes de los 30. Y así fue. La maternidad ha sido la gran revolución que ha experimentado la joven a la que conocimos como la inolvidable Teté en 'Los Serrano'. Pero poco queda de aquella cría. Apenas había pasado un año y ya había dado a luz por segunda vez, en esta ocasión a un niño al que pusieron de nombre Neo. Y ahora, con dos bebés en casa, toca hacer balance sobre el paso del tiempo y cómo este logra que las prioridades se tambaleen.
La primera vez que se ha parado a pensar sobre esta transformación interna ha sido durante una sesión de fotos, algo que lo que "nunca ha sido muy fan" pero que asume que va con el cargo. "Tiendo a ponerme un poco nerviosa, me vuelvo más tímida que nunca y lo cierto es que no me suelo gustar mucho", ha confesado. Sin embargo, algo ha variado. Pablo Abad, el fotógrafo, le ha comentado que la notada distinta, "más calmada", y que las fotos estaban "preciosas". Y Natalia (@natasanchezmol) en Instagram) cree saber el porqué.
"Le he respondido la verdad: que estaba calmada porque mi cabeza estaba en la habitación de al lado, en la que estaba mi madre cuidando de Neo para que yo me pudiera hacer las fotos". El fotógrafo, de confianza tras haber trabajado en ocasiones anteriores, ha supuesto que sería eso. "Y lo cierto es que sí lo era", ha planteado ella a posteriori. "Estaba tan concentrada en escuchar si Neo lloraba o no, que estaba menos preocupada por mí, por si salía mejor o peor en las fotos y, como mi atención estaba dividida, no me he puesto nerviosa y eso me ha permitido disfrutar mucho más de la sesión. Qué cosas ¿eh?"; ha escrito la intérprete en un sincero post al que han reaccionado casi 30 mil personas.
Desde que se convirtió en madre, primero de Lía y después de Neo -que apenas se llevan un año de diferencia-, su atención es exclusiva para ellos. Apenas piensa en ella, "no queda espacio para las cosas menos importantes, y aunque eso también tiene sus contras ("estoy más despistada, he llegado a meter el móvil en la nevera"), le ha sabido dar la vuelta y ver el lado positivo, como en esta sesión. "Bueno eso, y que creo que me estoy haciendo mayor", ha asumido.
"En esta foto me veo más mayor, veo que han pasado muchas cosas por mi en estos años y, en definitiva, me gusta lo que veo", ha concluido. Y eso es gracias a varias personas. A Pablo Abad, por su talento. A su hijo pequeño, "por ser más bueno que el pan". Y a su madre, por estar siempre ahí, por acompañarla, ayudarla y darle "tantísimo". "Soy una suertuda", ha celebrado en su Instagram.