Con el paso de los días, Jonathan empieza a recordar lo que ocurrió en la fiesta celebrada en la casa de su jefe. Aunque los recuerdos son borrosos y no tiene claro qué fue lo que ocurrió, por fin sabe que Cassandra le dio dos copas. Una para él y otra para Eliza. Las sospechas de que le echaron algo en la bebida empiezan a cobrar fuerza.
Sin embargo, su intento por descubrir lo que pasó se verá complicado por la intervención de Fabinho. En su obsesión por hundirle, el heredero de Bastille borra la parte del vídeo en el que se ve a Cassandra dándole las copas. Afortunadamente, la hermana de Cassandra le descubre a Jonathan lo que ocurrió en la fiesta.
Pese a todos los problemas que hay entre ellos y aunque ha decidido poner distancia entre ellos, Eliza no puede dejar de pensar en Jonathan. Aún le quiere pero no puede estar cerca de él si no quiere perder el concurso.
A punto de celebrarse la tercera prueba del concurso, Arthur saca la artillería pesada. Eliza necesita convertirse en una joven refinada y elegante y solo hay una persona capaz de conseguirlo. Convencido de que solo su madre podrá convertir a Eliza en la mujer que busca Bastille, la llama para que la eduque. Y no será fácil.