Juanjo Oliva

Si en la anterior edición Oliva ejemplificó cómo se deben recrear los años dorados de Hollywood, esta vez volvió a ser un soplo de frescura. El leit motif era mucho más mundano y, a priori, menos vistoso: reinterpretar los básicos. Las modelos, que parecían personajes de Mad Men (siendo eso un halago), salieron a ritmo de Videogames - es la segunda vez que ponen a Lana del Rey en lo que va de MBFWM- con vestidos con vuelo, ceñidos o hasta los pies. También hubo espacio para la parka, la cazadora biker y la camiseta de algodón. Infinidad de básicos con un twist que los hacía originales y elegantes. Azul Klein, negro, gris y amarillo pistacho fueron los tonos que mandaron en esta colección, de las más esperadas del evento.

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