El cirujano de Isabel Preysler, explica los riesgos de sus nueve intervenciones: "Le dije que no se operara más"

El cirujano que trató a Isabel Preysler en una ocasión para operarle la nariz ha explicado los riesgos que enfrentaba la socialité tras someterse a múltiples intervenciones
El lapsus de Isabel Preysler al mandar un mensaje públicamente a las parejas de sus hijos
La socialité más célebre de España, Isabel Preysler, publicó el pasado 22 de octubre sus esperadas memorias bajo el título ‘Mi verdadera historia’, un recorrido íntimo por los momentos más desconocidos —y más comentados— de su vida. En estas páginas, Isabel abre su corazón y revisita episodios que marcaron su historia sentimental y personal, desde las apasionadas cartas que Mario Vargas Llosa le escribió durante su relación hasta su matrimonio con Julio Iglesias, el hombre con el que compartió los primeros años de fama, juventud y maternidad. Pero quizá lo más impactante del libro llega cuando aborda un tema del que nunca antes había hablado: las operaciones a las que se sometió en la nariz. Con la elegancia y franqueza que siempre la han caracterizado, Preysler se sincera sobre un episodio que califica como uno de los más difíciles de su vida. Con este libro, la madre de Tamara Falcó rompe décadas de silencio y muestra, quizá por primera vez, su vulnerabilidad detrás de la perfección que siempre proyectó ante las cámaras. Ahora, el programa de Telecinco, ‘El tiempo justo’, ha podido hablar con aquel cirujano, Javier de Benito, quien ha explicado al detalle cómo fue este proceso.

Javier de Benito explica los riesgos de las intervenciones de Isabel Preysler
El prestigioso cirujano Javier de Benito ha sido uno de los médicos que ha tratado la nariz de Isabel Preysler, y sus palabras arrojan luz sobre los riesgos que implican las múltiples intervenciones estéticas a las que la socialité se sometió a lo largo de los años. “En principio, como toda área del organismo, hay un número determinado. Cuanto más se opera, peores garantías hay para resolver un problema, puesto que los tejidos están muy tocados”, explica el especialista, subrayando que el cuerpo humano tiene límites. “A partir de tres o cuatro intervenciones ya tenemos que tener la precaución de explicar que no hay esa garantía, porque los tejidos del cuerpo humano no entienden de nombres ni de cirujanos; solo saben que están traumatizados, que se les abre, que han de cicatrizar, que hay fibrosis”.
De Benito recuerda que conoció a Isabel cuando ya se había operado varias veces y le advirtió del riesgo de continuar. “Yo le aconsejé que no se operara más, que fuera a Estados Unidos con mi maestro”, asegura. Sin embargo, tras una nueva intervención en el extranjero, la entonces pareja de Mario Vargas Llosa sufrió un contratiempo: “Volvió con un accidente, se le movió uno de los hierrecitos que fijan el dorso con el tabique y le abultaba la piel”. Él fue quien se encargó de corregir aquel problema: “La operé para quitar ese hierro y recolocarlo todo en su sitio".

A pesar de su consejo de “parar”, Isabel decidió seguir buscando la perfección. “Ella es una mujer muy perfeccionista, siempre le ha molestado no tener esto o tener lo otro”, afirma el cirujano, que insiste en la importancia de saber cuándo detenerse. “Hay un momento en el que uno debe parar, porque el riesgo es mucho más alto por la cantidad de intervenciones”. Su testimonio pone voz a lo que muchos sospechaban: que detrás de la imagen impecable de Isabel Preysler se esconde una historia de tenacidad, vulnerabilidad y búsqueda incesante de la perfección.
Isabel Preysler se sincera sobre sus nueve operaciones de nariz
Entre las confesiones más duras de ‘Mi verdadera historia’ se encuentra el relato de las múltiples operaciones a las que Isabel Preysler se sometió a lo largo de su vida. La primera intervención, cuenta, tuvo lugar en Manila, en los años 70, cuando apenas comenzaban los avances en cirugía estética. Según explica, se trataba de una operación para mejorar su respiración debido a un problema en el tabique nasal, pero todo cambió cuando el cirujano decidió hacer una “limpieza de cartílago”. “Aquello fue un error”, reconoce con firmeza.

Desde entonces comenzó una larga pesadilla de intervenciones fallidas: “Cuando se me desmoronó la nariz entera, todos los médicos quisieron salir corriendo de allí porque no sabían qué hacer”. En total, fueron nueve operaciones que la dejaron exhausta física y emocionalmente. La última de ellas, según revela, ocurrió en 2023, después de que uno de sus nietos le diera un golpe jugando. “Tengo la nariz tan destrozada y estoy tan cansada de médicos y operaciones que ya me da igual todo”, confesaba. Aun así, asegura que no se arrepiente de nada: “Lo que no quiero perderme es achuchar y jugar con mis nietos pequeños, aunque a veces, sin querer, tenga que sufrir las consecuencias”.
