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Irene Rosales explica cómo reaccionaron sus dos hijas con Kiko Rivera a su separación: "Fue el peor día"

Irene Rosales y su hijas, Ana y CarlotaInstagram @irenerova24
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Después de meses de especulaciones, Irene Rosales ha hablado abiertamente sobre su separación de Kiko Rivera, con quien compartió más de una década de relación y dos hijas, Carlota y Ana, de 12 y 9 años. Hace unas semanas, Irene hablaba por primera vez en una entrevista concedida a la revista 'Diez Minutos', la sevillana explicó cómo está afrontando esta nueva etapa, marcada por la estabilidad y la serenidad. Irene y Kiko comenzaron su relación en 2012 y, apenas un año y medio después, dieron la bienvenida a su primera hija. A lo largo de los años, su relación pasó por altibajos, pero siempre mantuvieron el foco en el bienestar de sus pequeñas. Ahora, tras poner punto final a su matrimonio, Irene ha vuelto a ser noticia por su vínculo con Guillermo, un empresario de Castilleja de la Cuesta. Se conocen desde hace tiempo, aunque fue este verano cuando su amistad se transformó en algo más. Guillermo, de 41 años y padre de un adolescente, dirige una empresa de césped artificial y vive en el mismo municipio que Irene, lo que ha facilitado su acercamiento. La relación avanza con paso tranquilo, y ambos han sido vistos en distintas escapadas y a través de sus redes sociales, mostrando una conexión natural y cercana.

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Irene Rosales explica cómo han reaccionado sus hijas a la ruptura con Kiko Rivera

En su visita al programa de Sonsoles Ónega, Irene Rosales explicó cómo afrontaron sus hijas la noticia de la separación. “El peor día fue comunicárselo a las niñas, porque sí que es cierto que se lo comunicamos muy rápido. Tomamos la decisión y, a los tres días, ya decidimos comunicarlo”, ha contado. Según relata, el proceso fue natural, ya que “no hubo nada extraño porque, como él también tenía que irse fuera a trabajar, se fue de casa, y no fue una sensación extraña para las niñas porque ya están muy acostumbradas a que su padre esté fuera trabajando”. Para Irene, sin embargo, el momento fue complicado: “Para mí sí fue duro, porque al final yo era quien me quedaba con las niñas en casa y quien estaba con ellas”. Aun así, las pequeñas reaccionaron con calma. “No han preguntado. En el momento en que se lo comunicamos dijeron ‘vale, lo entendemos’. No son niñas preguntonas. Ellas vieron también en el viaje que no teníamos mucha unión, nada, éramos familia”.

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Así se organizan Irene y Kiko para cuidar de sus hijas

En su entrevista, Irene explicó que, aunque todavía no existe un acuerdo de custodia formalizado, ella y Kiko mantienen un entendimiento práctico y cordial sobre el tiempo que cada uno pasa con sus hijas. Según detalló, él tiene días fijos para estar con las niñas, aunque ambos son flexibles si surge algún imprevisto laboral o personal.

Nos ayudamos mutuamente y nos entendemos bien”, señaló Irene, dejando claro que la prioridad sigue siendo el bienestar de sus hijas. La comunicación entre ambos ha sido clave para lograr esa estabilidad familiar. Además, la decisión de que fuera Kiko quien abandonara el hogar se tomó de forma consensuada, ya que Irene quiso permanecer en la casa por estar cerca de su familia y contar con su apoyo diario. Ambos mantienen una relación respetuosa y colaborativa centrada en la crianza y felicidad de sus hijas.